Partimos de la paradoja que se plantea en el diálogo de Menón, donde junto con Sócrates, aborda el tema de la virtud, cuyo tema pasa a ser secundario, puesto que surgen preguntas más fundamentales.
Heráclito dice que todo está en constante movimiento, “no es posible bañarse dos veces en el mismo río”, mientras que Parménides argumenta que el cambio no existe, que “el universo es una misma cosa”.
Desde tiempos muy antiguos, el ser humano, con cierta ingenuidad necesaria para progresar, ha
necesitado creer que 'todo es posible', afirmando por ende que el cambio es parte de la vida.