¿Existe el cambio?
Alejandro Mendoza ∙ 8 min de lectura
En este ensayo argumentaremos respondiendo a las preguntas: ¿Qué es el cambio? y ¿Existe el cambio? basándonos en los argumentos que nos plantean los filósofos presocráticos Heráclito y Parménides. Heráclito de Éfeso nos dice que todo está en constante movimiento todo el tiempo, una de sus frases célebres dice que “no es posible bañarse dos veces en el mismo río”, mientras que Parménides argumenta que el cambio no existe, que “el universo es una misma cosa”.
Elegí a responder esa pregunta ya que es una cuestión metafísica y es uno de los campos de la filosofía que más me llaman la atención. Después de haber pensado y haberle dado muchas vueltas al tema, al fin he decidido mi postura ante tal pregunta: Mi postura es que, tanto Heráclito como Parménides tienen algo de razón, si no es que toda la razón cada uno en su propia realidad y os voy a decir por qué.
INTRODUCCIÓN
Para hacer un argumento, primero necesitamos definir el concepto de lo que se está hablando. La palabra cambio denota la acción o transición de un estado inicial a otro diferente, según se refiera a un individuo, objeto o situación. También puede referirse a la acción de sustituir o reemplazar algo. Cambio es un término que deriva del verbo cambiar, que a su vez surgió del latín cambium, que significa “acción o efecto de cambiar”.
Para entender un pensamiento tenemos que comprender la época en la que se originó. Hablemos de los presocráticos: los presocráticos fueron los filósofos antecesores a Sócrates no solamente por la línea del tiempo, si no porque antes de Sócrates la sabiduría estaba enfocada en la materia, y su comportamiento.
Heráclito y Parménides fueron los filósofos que se destacaron por preguntarse por el ser y el movimiento, donde cada uno plantea una realidad distinta del movimiento. Mi postura ante estos dos argumentos es que ambos son ciertos: Sí existe el movimiento y el ser no puede no ser.
HERÁCLITO
Heráclito de Éfeso nace en el año 535 a.C. y muere alrededor del año 470 a.C. (irónicamente el año en el que nació Sócrates), y en efecto, fue un filósofo presocrático y su pensamiento iba enfocado entender la materia y su comportamiento. Él decía que el arkhé era el logos y que este posee dos lados contrarios que están unidos entre sí y que tienen una transformación permanente de contrarios.
TODO FLUYE
Decía Platón que esta teoría del movimiento implica la negación de la ley de no contradicción ya que, si todo cambia, todo es y no-es a la vez. Pero Heráclito no está haciendo un trabajo metafísico del movimiento del ser al no ser, si no que hace un ejercicio de cambios intrínsecos y extrínsecos en el ente en sí, es decir:
Si usamos como ejemplo la frase de “un hombre no se puede bañar dos veces en el mismo río” aquí vemos diferentes cambios, uno es desde el punto de vista del río y otro del hombre que entra: el río es un cauce donde corre agua de un punto “A” a un punto “B”. Para entrar al río tendríamos que pararnos entre el punto “A” y el punto “B” y de esta manera entrar en contacto con él.
Si nos ponemos a analizar de dónde viene esta agua del río nos daremos cuenta de que viene de las nubes condensadas que se vaciaron en las montañas que desembocan en los ríos, pero si analizamos a dónde va esta agua del río, ésta llega a desembocar en lagos y océanos donde su siguiente paso será evaporarse y condensarse hasta formar más nubes. Con esto nos damos cuenta de que el río es producto de un proceso: el inmutable cambio.
Ahora imaginemos que un hombre va al río una vez por semana; al salir del río hay un trayecto que tiene que recorrer para llegar a casa y seguir con su rutina de la semana. Al volver la siguiente semana al río vemos que hay un cambio accidental en el ente, sigue siendo, pero ahora ese hombre tiene una experiencia de siete días de diferencia, tiempo en el que estuvo teniendo contacto con la realidad, por lo tanto, obtuvo una semana de conocimiento empírico.
Después de hacer este análisis nos damos cuenta que existe el logos (el conocimiento) y éste es el que genera el cambio (el movimiento) en el ente, y es justo lo que hablaba Heráclito en su doctrina de ‘la unidad de los opuestos’ donde el logos está en medio de los opuestos… Como que esto me recuerda a otro filósofo (ironía).
LA UNIDAD DE LOS OPUESTOS
Una de las frases más populares de Heráclito es “la guerra es el padre de todas las cosas” y metafóricamente hablando se refiere a esta lucha constante entre la armonía y el caos, paz y guerra, día y noche, vida y muerte, etc. Los contrarios son relativos entre sí y el pasaje de conversión de uno a otro, es el movimiento: sentado-parado, alto-bajo, gordo-delgado, frío-caliente todo va cambiando a su contrario y el pasaje es el movimiento y el movimiento es medible por el tiempo. Este cambio de opuestos me ha hecho pensar en el predicamento metafísico de acto y potencia donde el ente se encuentra por un lado en acto (lo que es en este momento) y por el otro lado tiene la potencia (lo que puede llegar a ser).
En el libro Metafísica de Tomas Alvira habla de cómo está relacionado el acto y la potencia con el movimiento:
La primera determinación del acto y la potencia surge del movimiento. Parménides, con su rígida concepción del ser, único e inmutable, no pudo explicar la realidad del cambio, relegándola al ámbito de la apariencia: el ser es y el no-ser no es; en consecuencia, es imposible el tránsito de uno a otro. Con más realismo, Aristóteles entendió que el cambio no es una novedad absoluta, un paso del no-ser al ser, sino el devenir de un sujeto desde un estado a otro, como por ejemplo el agua que pasa de fría a caliente. A través del cambio las cosas adquieren perfecciones que antes no poseían. Sin embargo, se requiere que el sujeto sea capaz de tener esa cualidad que alcanza con el movimiento. Los ejemplos aristotélicos son claros: ni un animal ni un niño pequeño saben resolver problemas matemáticos, pero el animal nunca podrá hacerlo, mientras el niño puede aprender; un trozo de madera informe no es todavía estatua, pero tiene capacidad de llegar a convertirse en una talla en manos del artista, mientras el agua o el aire no tienen esa posibilidad.
Con este argumento nos damos cuenta de que Heráclito también hizo un ejercicio de metafísica a un nivel muy alto de intelectualismo y que además se puede justificar el cambio con el predicamento del acto-potencia.
P1- Movimiento es la transición que hay entre el acto y la potencia.
P2- El ente está en constante acto-potencia sin dejar de ser.
R: Sí existe el movimiento.
Para Heráclito lo estático sería la muerte.
PARMÉNIDES
Parménides de Elea nace en la ciudad de Elea (llamada Velia en época Romana), ciudad ubicada en Magna Grecia entre los años 530 a.C. y 515 a.C. Fue un filósofo presocrático de quién solo contamos con una obra, “The Proem” la cuál hace uno de los primeros ejercicios metafísicos formales y complejos de su época.
LAS ILUSIONES
Parménides hace referencia al cambio como ilusiones que percibimos con nuestros sentidos, por ejemplo, la teoría de la cuarta dimensión dice que la cuarta dimensión para nosotros sería el tiempo y que si pudiéramos captar al ser en su cuarta dimensión sería como una serpiente que se estira desde nuestro nacimiento hasta el momento de nuestra muerte. Entonces podemos decir que el tiempo es como una ilusión de la cuarta dimensión proyectándose en una tercera, pero somos seres tridimensionales y lo que percibimos con el tiempo es la ilusión del movimiento.
EL SER
Para poder entender el argumento de Parménides, debemos de entrar al campo de la metafísica. El ser es el verbo en infinitivo del participio ente y designa a las cosas en cuanto son; así como viviente es el que vive, cantante el que canta, o corredor es el que corre. El ente es el objeto de estudio de la metafísica y nos designa lo que hay. La peculiaridad de la cuestión del ser radica en que todo es, es decir, no hay ninguna realidad que no sea; sin embargo, ninguna de las cosas creadas es ser puro, sino que consisten en modos determinados de ser, en realidades que son, pero no son el ser. De esta manera, el ser se manifiesta como una propiedad o acto del ente: el ente no es ser solamente, sino que tiene ser. El ser designa el acto del ente.
EL NO-SER
Imaginemos una línea metafísica donde hacia el lado izquierdo tenemos un polo negativo: la nada, y para el otro polo, tenemos a ‘Dios’ (que es la perfección del ser). Sabemos que ‘la nada’ no puede ser pensada; podemos tener una noción de ‘la nada’ mas no podemos entenderla en nuestro pensamiento, ya que nuestro pensamiento es ‘algo’ y es imposible entender lo que no ‘es’.
La ‘nada’ consistiría en la negación total y absoluta de la realidad creada, en el ‘no-ser’ más pleno que pudiera darse. En el libro Metafísica de Tomas Alvira habla de cómo podemos entender y tener una noción de ‘la nada’:
Como todo lo que puede englobarse bajo el apelativo genérico de no-ser, a la nada no le corresponde ninguna realidad extramental, ninguna entidad positiva que, de alguna manera, aunque fuera mínima, pudiera equipararla con el ente tomado en su acepción más propia y rigurosa. Como consecuencia, en una primera aproximación, la nada ha de enmarcarse en los términos del ser pensado o ente de razón: la nada adquiere una “primera realidad” en cuanto es concebida por un entendimiento y pasa así a formar parte del universo mental de quien la piensa (dejando conscientemente de lado las discusiones acerca de la posibilidad humana de forjar una idea cabal de la nada).
Además, el ser está conformado por accidente y sustancia: los accidentes son características extrínsecas del ente que no afectan al ente y residen en la sustancia. Un ejemplo de un cambio accidente en el ente sería pintar una pared de un color diferente del que se encontraba. La pared ha sufrido un cambio accidental más no perdió su sustancia de ser pared. La sustancia en el ser es donde participa el modo de ser de cualquier entidad a qué me refiero con esto, si nosotros tenemos una hoja de papel y la rayamos, sigue siendo una hoja de papel, si a esa misma hoja le hacemos varios pliegues sigue siendo una hoja de papel, pero si a esa hoja de papel le prendemos fuego, esta quedará en cenizas, en otras palabras esta hoja ha sufrido un cambio sustancial, pasó de ser hoja a ser cenizas. A las cenizas que quedaron de la hoja le llamaremos materia prima que es lo que queda en el ente después de haber sufrido un cambio sustancial
Una vez que analizamos al ser y al no-ser nos damos cuenta que el ente tiene diferentes modos de ser; que en la línea metafísica podemos detectar diferentes seres, unos son más y otros son menos, pero si lo vemos desde el punto de vista de acto-potencia, el ser es meramente acto y no hay una potencia hacia el no-ser.
Una vez que Parménides pudo entender al “ente” entonces se dio cuenta que no puede dejar de ser “ente” para ser “nada”, por más cambios que sufra el ente, este jamás irá al polo de “la nada”.
Es aquí entonces que se da cuenta que el ser no cambia, siempre “es” así que no existe el movimiento del ente a la nada… son ilusiones.
CONCLUSIÓN
Después de haber analizado los dos argumentos damos por concluido que: Heráclito nos habla de un cambio sistemático en el ente, el cuál se conforma por dos contrarios en un constante cambio el uno con el otro que se rige por el logos, mientras que con Parménides hace un ejercicio de dos contrarios el ser y el no-ser donde no puede haber cambio alguno. Como podemos ver, cada argumento es certero en su realidad, uno en la realidad palpable donde la materia está en constante cambio, y el otro en donde el ente siempre es, así pase por diferentes cambios accidentales o sustanciales, pero nunca deja de ser, solo cambia la manera en que es.
1.- No existe el cambio del ser al no-ser.
2.- Existe un cambio continuo en el ente entre los contrarios y este es mediado por el logos.
Bibliografía
Reeve, C. D. C., Curd, Patricia, Cohen, S. Marc. (2016) “Readings in Ancient Greek Philosophy: From Thales to Aristotle. Fourth Edition”, Chapter 1 – Presocratics. Hackett Publishing Company, Inc. Indianapolis/Cambridge.
W. Graham, Daniel “Heraclitus”, Pg. 3. Internet Encyclopaedia of Philosophy.
Alvira, T. “Metafísica” (2001) –– Capítulo 3. Pg. 79 Editorial EUNSA
Contacta al autor: ajms140689@gmail.com