No puedes ni resignarte: la contradicción estoica
Santiago Licón ∙ 9 minutos de lectura
Introducción
Al criticar conceptos clave en filósofos grandes, es común que sean sacados de contexto del sistema filosófico o el momento histórico original, lo que aleja al crítico de la idea a la que hace referencia. Para evitar esto, se tomarán los siguientes conceptos populares del estoicismo y se formalizarán lógicamente para criticarlos a la vez sin tener una idea prejuiciosa sobre esta escuela de pensamiento:
- Preocuparse por lo que no podemos controlar, descrita por Epicteto en el Enquiridión
- Enfocarse en el presente porque es el único que existe, descrita por Marco Aurelio en las Meditaciones.
En la formalización se podrá observar el funcionamiento lógico de estas dos ideas. Así, se evitarán malentendidos hermenéuticos. La formalización señala la manera en la que las ideas de Epicteto y Marco Aurelio están relacionadas a nivel metafísico, lo que permite criticar o defender ambas ideas al mismo tiempo. Posteriormente, se indicará que el control es un concepto trivial porque se establece a posteriori. Esto está conectado con la idea del presente para argumentar que dicho concepto, más que ser una realidad, es una formalidad del lenguaje. Un contraargumento contra este ensayo es la aparente posición derrotista que puede generar por haber leído este papel. Se señalará que dicha respuesta no es exhaustiva, pues depende de la identidad personal del lector si este ensayo es o no derrotista.
Formalización
El axioma ~p está en contra de la noción de Epicteto, el cual señala que debemos enfocarnos en lo que podemos controlar y no en lo que no podemos.1 El axioma ~q se opone a una de las meditaciones de Marco Aurelio, que indica que el presente es el único tiempo existente, pues el pasado ya fue y el futuro aún no llega2. Construiremos un mundo posible que se deriva de estos dos axiomas conectados lógicamente, los cuales expresan el marco metafísico que nos permite entender tanto al pensamiento de Marco Aurelio como al de Epícteto como estoico. Este marco es criticado por este ensayo.
A continuación, se presenta un ejemplo de un mundo posible dentro del marco lógico del estoicismo:
P: Hay que enfocarse en lo que podemos controlar y no en lo que no podemos
Q: El tiempo presente es el único existente
P1. p → q. Si lo poco en lo que podemos enfocarnos no lo podemos controlar, entonces tenemos un tiempo presente
P2. ~q. Pero en realidad, no tenemos un tiempo presente
C1. ∴~p. Por lo tanto, hasta lo poco que podemos controlar es una ilusión
La posición estoica y la de este ensayo tienen las siguientes formas lógicas, dado que p y q son verdad:
- Estoica: p → q
- Determinismo naturalista: ~p→ ~q
La ilusión del control sobre la vida individual
“Recuerda pues que, si tu crees libres, a las cosas por naturaleza esclavas, y propias, a las que dependen de otro; encontrarás obstáculos a cada paso, estarás afligido, alterado, e increparás a Dios y a los Hombres.” (Enquiridión, párrafo 1).3
Supongamos que el lector no sabe absolutamente nada de computación. A pesar de ello, un día decidió incorporarse a la industria por la gran paga, lo que le permitirá ser feliz. Para cumplir su cometido, practica mucho, se asocia con estudiantes y profesionistas, hace contactos y desarrolla proyectos por su cuenta. Pueden pasar tres cosas: le va bien y trabaja como freelancer o empleado, la industria le abruma al grado de concluir que una buena paga no amerita tanto sacrificio en una industria tan competitiva y difícil como la del software, o alcanza el ambicionado éxito económico sin estar feliz. En los tres casos el lector trabajó duro y jugó bien sus cartas. Las tres conclusiones se pueden controlar según Epicteto, pues las narrativas que nos contamos son internas y no externas. Sin embargo, no es posible determinar esto a priori, por lo que no tenemos control sobre nuestros propios pensamientos. Lo que podemos “controlar” en realidad es una narrativa a posteriori. Si soy exitoso profesional, económica y personalmente, diré que tener tanto dinero como ataraxia es importante en la vida. Si no doy el ancho, me veré como un incompetente y seré más derrotista. Si alcanzo el éxito y no estoy satisfecho, me convenceré a mí mismo que el dinero no da la felicidad. En ninguno de los tres casos no tengo control sobre mi propio juicio, lo que demuestra que el control es un concepto hecho a modo que presupone una alienación de variables que permiten la construcción de bloques estrictamente narrativos. Estos bloques son metafísicamente triviales, lógicamente incompletos y epistemológicamente arbitrarios. Por lo tanto, la línea entre lo que podemos controlar y lo que no es imposible de discernir. Los experimentos de tipo Libet4 demuestran a nivel neurológico que las narrativas que se relacionan con el libre albedrío son siempre a posteriori, lo que contradice la intuición detrás del libre albedrío: el sujeto está detrás de sus acciones, lo que le permite ser la causa inicial de lo que le sucede. Si el sujeto mismo es un fenómeno causal no final que genera más causas y consecuencias sin parar, solo puede ser una parte pasiva de la causalidad.
La obra de teatro Edipo Rey también ilustra este hecho.5 Justamente porque Edipo y su padre hicieron un esfuerzo por cambiar sus destinos, terminaron siguiéndolos. De no haber hecho nada, su destino se habría llevado a cabo de todos modos, pues que un rey deje vivir a un futuro asesino incestuoso va en contra de los valores que le dan sustento a la sociedad que gobierna. ¿Cómo viviría sabiendo que permitió que una persona así tome el poder, cuando pudo haber protegido a su reino con acciones que estaban bajo su control? Layo no habría podido hacer otra cosa aunque estuviese consciente de la futilidad de luchar contra el destino. Lo que los oráculos le dijeron a Edipo y a Layo no fueron problemas éticos o políticos, sino enunciados metafísicos que reafirmaron sus identidades ontológicas. Si sus destinos hubiesen sido distintos, no serían ni Layo o Edipo, sino personas diferentes, a pesar de que los conozcamos con el mismo nombre.
El concepto del control está relacionado con el del presente. Al hablar en tiempo presente, podemos llegar a conclusiones que permiten el desarrollo de ideas que hacen posible hablar de lo posible dentro del control. Otra razón por la cual el control es ilusorio es porque el lenguaje que entrega este concepto no tiene contenido, solo forma.
El ingenuo engaño del presente
“Recuerda que cada persona vive sólo el momento presente: El resto del tiempo o fue gastado y se ha ido, o es completamente desconocido” (Meditaciones, Libro III, página 44.)6
En contraste a lo que dice Marco Aurelio, el ser humano vive constantemente recordando el pasado y proyectándose hacia el futuro, fluyendo eternamente. En el momento en que nosotros decidimos hacer algo, nuestro organismo ya decidió qué íbamos a hacer antes de que tuviésemos consciencia de lo que estábamos haciendo. No importa si nos damos cuenta de este flujo para nuestro beneficio práctico, pues la mente sigue pensando y procesando al entorno aunque no estemos conscientes de ello. Esta idea no solo es defendida por la neurología, sino también por Heráclito. El río jamás deja de fluir y cambiar, pero siempre está destinado a ser un río. Por lo tanto, es posible nombrarlo, y por ello apreciar la última etapa de la causalidad que nos permite apreciar la contingente representación del hecho en cuestión. Esto significa que la quietud representada por el momento presente es una bisagra del lenguaje que nos permite cargar con nuestra consciencia, y nada más. A nivel de lenguaje, el presente es un estado en el que el individuo está aquí y ahora como si no se moviera. Eso es imposible porque todo ser implica un proceso que lo hizo posible. Dicho proceso siempre es dinámico. Entonces, si la quietud no existe, ¿por qué seguimos pensando y actuando en esos términos? Porque la idea del presente presupone un libre albedrío que nos permite navegar en el nivel práctico-conceptual sin necesidad de pensar más allá de lo que el organismo y la mente necesitan. No hay libertad para resignarnos en un universo verdaderamente determinista. Cualquier línea de pensamiento que utilice al presente como un argumento ético es una máxima ingenua. Hablar sobre la libertad presupone que hay un sujeto en un tiempo presente que puede decidir sobre sus acciones. Los sujetos no son causas iniciales del mundo, sino sus fenómenos.
Toda pretensión de libertad que se deriva del presente (incluye enfocarse en lo que podemos controlar) es una formalidad del lenguaje. Si Marco Aurelio y Epicteto están convencidos de la existencia del tiempo presente y del autocontrol es porque su identidad personal y circunstancias les permiten pensar en esos términos, no porque hayan decidido conscientemente ser así. El estoicismo no habla, sino expresa la ontología de sus filósofos. Mateus Bolson Ruzzarin contraargumenta esta postura señalando que este pensamiento implica un derrotismo ético.7 Esta crítica presupone que el individuo se pueda mover. Esa consecuencia es posible, mas no necesaria. Una actitud derrotista implica ejercer una fuerza destructiva sobre la tan humana tendencia de sentir esperanza por el futuro, por débil que sea. Al igual que una actitud no destructiva, tiene un propósito manufacturado por un telos necesario para un fin concreto, no uno cósmicamente implícito.
Este ensayo niega la existencia fundamental de tal fuerza, sea positiva o negativa porque no puede operar como un principio, independientemente de su universalidad. La voluntad es maquillaje de un principio indecible que ya determinó si el individuo se aplastará a sí mismo usando lo que tiene y sabe, por lo tanto, este ensayo no tiene por qué estar en contra de los planes personales de los lectores.
David Hume comparte una visión similar en su ensayo Of Suicide, argumentando que el propio carácter ya está determinado por la naturaleza, incluyendo al de aquel que prefiere suicidarse. Somos como somos por razones suficientes y necesarias, no de voluntad:
But the life of man is of no greater importance to the universe than that of an oyster. And were it of ever so great importance, the order of nature has actually submitted it to human prudence, and reduced us to a necessity, in every incident, of determining concerning it (Hume, 1777, Su 2, Mil 579)8
Traducción:
Pero la vida de un hombre es para el universo tan insignificante como una ostra. Y si realmente fuese tan importante, el orden de la naturaleza la sumió a la prudencia humana, lo que nos redujo a una necesidad: determinar su relevancia en cada momento.
Por lo tanto, no es posible aplastar la voluntad de alguien que ya está configurado para ser destruido por la causalidad detrás de lo que entendemos como natural. Los estoicos creían en un libre albedrío racional dentro de un universo que no cambia. Pero tal cosa es contradictoria, pues las condiciones que hacen posible al libre albedrío se manifiestan en un universo que ya existe.. Esto hace al libre albedrío una fabricación a modo de la naturaleza.
Conclusión
En este ensayo se argumentó que el libre albedrío propuesto por los estoicos no es compatible con la metafísica estable que presentan. Por ello, los individuos no tienen en realidad control sobre sí mismos en un universo realmente determinista. El flujo del universo no depende de una esencia atómica individual, sino de hechos.
Que podamos cambiar o no nuestro destino ya está predeterminado. Vivencialmente podemos observar a conjuntos de individuos expuestos a las mismas condiciones. Aún así, sus vidas serán radicalmente diferentes entre sí. Esto demuestra que estas diferencias son solo adornos que sirven para señalar al orden metafísico ya establecido. Este hecho se puede también observar en la estadística y la física. Estas disciplinas señalan que, aunque a nivel concreto cada entidad es un universo único e irrepetible, observar a la obra de arte que es la vida desde lejos nos permite identificar patrones que se repiten independientemente de la época. ¿Por qué unos son y otros no?
Notas y Referencias
1 Epicteto, Un manual de vida (Enquiridión), trad. Margarita Mosquera. (epubgratis.me).
2 Aurelius, M., & Antoninus, M. A. (2020). Meditations: Marcus Aurelius. Strelbytskyy Multimedia Publishing.
3 Epicteto, Un manual de vida.
4 Braun, M. N., Wessler, J., & Friese, M. (2021). “A meta-analysis of Libet-style experiments”. Neuroscience & Biobehavioral Reviews/Neuroscience and Biobehavioral Reviews, 128, 182–198. https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2021.06.018.
5 Sophocles, Oedipus, King of Thebes, by Sophocles, trad. Gilbert Murray (ebook, 2008). https://www.gutenberg.org/files/27673/27673-h/27673-h.htm.
6 Marcus Aurelius, Meditations.
7 En palabras de Mateus Bolson Ruzzarin, en la clase diez del ciclo hp29 que trató sobre el estoicismo.
8 David Hume, Of Suicide (Hume texts online) https://davidhume.org/texts/su/.