Lia religión como brújula moral y responsable de todos nuestros actos.
Gerardo Orduña ∙ 9 minutos de lectura
I. Introducción
El presente ensayo tiene como finalidad exponer una respuesta de manera lógica y estructurada acerca del rol que protagoniza la religión dentro del concepto que habitualmente se utiliza para estudiar nuestras acciones en el mundo, a este concepto le llamo ética, con el objetivo de analizar aquellas situaciones donde la religión funciona para nosotros como una brújula moral que nos dicta hacia dónde dirigirnos, sin embargo, pienso que esta misma en muchas ocasiones nos hace también desempeñar un papel de víctima ante nuestros propios actos, los cuales si son dañinos, la mayoría de veces terminan por perjudicar al otro y en consecuencia a la sociedad.
Esta pregunta, desde aquel primer momento en que me topé con ella fue una experiencia interesante debido a que me hizo reflexionar sobre mi propia manera de actuar, proviniendo de una familia católica, me he dado cuenta como la mayoría de personas a mi alrededor usan esta fe para mediar sus acciones en el mundo, podemos decir que algunas toman mejores decisiones que otras, al decir mejores quiero decir que tienden a ser más justas y no generan dolor hacia los demás, pero, cuando algo sale mal o no sale como se espera, hay algo que todos tienen en común además de la fe: el victimismo.
“Si Dios existe, entonces todo está permitido”[1], aunque per se no esté en contra de todo lo que pretende ser la religión, si estoy dispuesto a criticar el hecho de cómo esta frase hace sentido a más de uno, todo el tiempo estamos rodeados de personas que utilizan el concepto de Dios para justificar actos atroces que dañan el bienestar de los demás, frecuentemente utilizan un sistema de valores que sea cual sea la religión que estemos mencionando, estas mismas se esmeran en seguir este patrón de comportamiento.
Mi plan para este trabajo es el siguiente: En la primera parte voy a dar un contexto general acerca del lugar que ocupa la religión en la república mexicana en base a estadísticas hechas. En la segunda parte voy a explicar el patrón bueno/malo de Nietzsche. En la tercera parte voy a dar la formulación del argumento y voy a explicarlo. En la cuarta voy a presentar dos contrargumentos y voy a explicarlos. En la quinta y última parte voy a presentar mis conclusiones.
II. Cuerpo
a. Primera parte
¿El ser humano es bueno por naturaleza? Esta pregunta me parece un buen comienzo para desarrollar la pregunta principal de este ensayo, la respuesta a si el ser humano es bueno por naturaleza es una conversación que nos tomaría más de un momento en estar de acuerdo, pero si algo es bastante evidente es que el individuo comienza a estructurar su superyó dentro de su hogar, concepto que nos dice: “Especie de guía formado por la integración de experiencias, permitidas y prohibidas, tal y como fueron vividas en los primeros años”[2]. Dicho concepto en base a la teoría psicoanalítica está constituido en su mayoría por el padre, padre que como aquel niño pequeño alguna vez se encontró en la misma situación.
En casa es donde se comienza a ejercer una religión, se habla de Dios como una figura paterna, figura que nos dicta un sistema de valores religiosos que han sido transferidos al padre que posteriormente será transferidos al niño, así eventualmente, dicho sistema se utiliza como el origen metafísico del buen actuar del cual debemos aprender y beber para que este nos oriente día con día, entonces la religión, como cualquier otro concepto ideológico es un tema que traemos arraigado como sociedad, en gran mayoría de la república mexicana me atrevería a decir que la religión en este momento histórico se ha vuelto algo intrínseco desde el momento de nuestra existencia.
En un estudio realizado hasta el año 2020 por el instituto nacional de estadística y geografía (INEGI) demostró que el 78.6% de la población es católica, dejando un 14.3% a otras religiones y solo un 6.7% sin religión, con esto podemos complementar la premisa anterior que sostiene que en este momento histórico la religión se ha vuelto parte de nuestro día a día, al menos, en México.
b. Segunda parte
El rencor, la maldad, la envidia y el egoísmo son un ejemplo de sentimientos los cuales, según la religión católica como sistema de dogmas, deben ser bloqueados por los valores religiosos como el amor, la caridad, la misericordia, la obediencia, la compasión y la bondad que condenan vilmente este tipo de sentimientos que el ser humano puede experimentar en su día a día esto debido a sus condiciones materiales.
Es preciso destacar que la religión no ofrece una manera de aliviar dichas angustias, más que sustituirlos por los valores católicos, pretendiendo que estos sentimientos “negativos” simplemente desaparezcan, pero para nuestra suerte no es así, estos se reprimen y vuelven como síntomas los cuales se reproducen como acciones que no son conscientes de que están siendo manifestadas por el individuo, en formas que están destinadas a colapsar.
“Si nos atenemos al signo distintivo de esta técnica respecto del tipo anterior, podemos decir que el analizado no recuerda, en general, nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa. No lo reproduce como recuerdo, sino como acción; lo repite, sin saber, desde luego, que lo hace.”[3]
El individuo entonces termina por actuar aquello que lo angustia.
El patrón bueno/malo de Nietzsche, nos habla de una distinción con la que él se encontró a lo largo de su viaje por distintas morales, en su aforismo 260 en Más Allá del Bien y del Mal, él mencionaba que para ese entonces distintas morales dominaban la tierra, algunas más delicadas algunas más groseras[4], a mi parecer es algo que sigue ocurriendo en la actualidad tal y como lo hace la religión católica. “La especie aristocrática de hombre se siente a sí misma como determinadora de los valores, no tiene necesidad de dejarse autorizar, su juicio es: «lo que me es perjudicial a mí, es perjudicial en sí»”[5]
Entonces, pienso que la religión católica funciona como una especie de hombre aristocrático quien define lo que es perjudicial, partiendo de la idea: si es perjudicial para mí, es perjudicial en sí. Esta forma tan estricta de castigar al ser humano con los valores morales por excelencia según la religión católica, termina por crear un comportamiento del ser humano en donde constantemente evade su responsabilidad ante sus actos, esto para no ser señalado como una oveja negra, sostengo que esto se debe a la incapacidad del individuo de actuar dentro de limites tan castrantes. Entonces esto crea un bucle destructivo debido a que; ‟… Para el fundamentalista, Dios indudablemente existe, y como se considera su instrumento, puede hacer lo que le plazca: sus actos están redimidos de antemano, puesto que son expresión de la voluntad divina).”[6]
Provocando una justificación divina pero peligrosa donde dichas acciones serán absueltas por el perdón de Dios.
c. Tercera parte
Entonces podemos decir que:
1. El ser humano se constituye dentro de una sociedad.
2. Sociedad que esta guiada por un sistema de valores dictados por la religión.
3. Entonces el ser humano, se constituye, aprende y trata de adaptarse a ellas.
No es un secreto que la obra de Nietzsche critica duramente a la religión, la forma en que la moral nos guía para él era algo que tendía al colapso, hoy en día no ha cambiado mucho, como se mencionó anteriormente en este ensayo, el uso de la religión como brújula moral ha llevado al ser humano a una posición incómoda y estrecha en donde muchas veces el mismo se ve obligado a victimizarse por sus propios actos debido al nivel de dificultad que los valores religiosos exigen cumplir al individuo.
d. Cuarta parte
-
Doctrina moral de Tomás de Aquino
La doctrina moral de Tomás es principalmente eudaimonista y se basa en la virtud. Los seres humanos siempre actúan por un fin que se concibe como bueno. Un bien deseado proporciona el motivo para iniciar y completar algún acto.[7]
Para Tomás de Aquino el ser humano comenzaba deseando para después llevar a cabo una acción que terminaría con la satisfacción de realizar dicha acción, estas deberían ser impulsadas por el buen actuar, que se refiere al haber hecho algo bueno en todos los sentidos, con lo que daría pie a alcanzar la felicidad o como él lo llamaba en latín beatitud. “Tomás distingue en la Suma Teológica entre la felicidad imperfecta de esta vida y la felicidad perfecta de la otra vida en la beatitud o unión con Dios.”[8]
Entonces, este contrargumento nos deja clara la forma en la que Tomás de Aquino plantea el buen actuar a través de la virtud para así alcanzar o por lo menos aspirar a la beatitud. Pienso que esto es algo incierto ya que no tenemos pruebas de que hay después de esta vida, me parece que sería mejor enfocar nuestra atención a las limitaciones que la religión nos pone para llegar a alcanzar cualquier tipo de felicidad.
-
La acción moralmente virtuosa como placentera
Tomás también ve el placer como una característica necesaria del tipo de felicidad que los humanos pueden tener en esta vida, aunque sólo sea porque la actividad virtuosa -en el centro de la vida buena para Tomás- implica sentir placer en esas acciones virtuosas. Tanto intelectual como moralmente virtuosas son placenteras en sí mismas, piensa Tomás. De hecho, piensa que son las actividades más placenteras en sí mismas.[9]
Tomás nos plantea el placer como algo agradable y necesario que surge con el buen actuar, es importante mencionar que a más de uno le podrá parecer valida esta idea, el simple hecho de hacer algo bueno por alguien, familia, amigos o incluso pareja es algo satisfactorio, es importante destacar que no para todos el termino bueno puede no ser igual, precisamente es algo que se busca exponer este ensayo.
Considerar estas dos posturas es importante para poder alcanzar una síntesis y rescatar lo mejor de ambas para que en nuestro contexto actual nos funcione y provoque una mejor toma de decisiones donde tengamos la voluntad de hacernos responsables de ellas.
Conclusiones
Sentarnos y tomarnos el tiempo de responder estas preguntas al principio puede parecer tarea fácil, pensar que tenemos la verdad absoluta es algo que uno mismo puede experimentar a lo largo de la vida, pero, cuando nos tomamos en serio este tipo de interrogantes nos volvemos un poco más consientes y críticos al observar nuestra realidad.
Para mí, siempre ha sido muy importante escuchar a los demás, escuchar para mi es una virtud, esto nos ayuda como sociedad a unirnos un poco más y no separarnos, ver nuestras similitudes y no solo las diferencias, pienso que la religión actualmente la mayoría del tiempo nos divide y nos vuelve competitivos por querer ser los mejores actuando o tomando decisiones ante un Dios el cual aún no podemos validar su existencia.
Por ejemplo, los niños cuando juegan en grupo y ocurre un evento en donde alguno de ellos muy probablemente va a ser regañado y castigado es bastante común ver como el responsable o responsables de la acción terminan por delegar la culpa a alguien más, esto para evadir sus responsabilidades, cuando hablamos de Dios como padre, nos parecemos mucho a este comportamiento, aun siendo ya adultos, porque la religión no nos escucha, la religión castiga.
Pienso que si queremos actuar bien debemos desarrollar la capacidad de escuchar al otro y conversar, con esto podemos alcanzar un placer más sano que no siempre sea individualista. Una felicidad que se transforma no una que se estandariza.
Notas
[1] Žižek, Slavoj. Cómo leer a Lacan, Cap. “Dios está muerto, pero no lo sabe: Lacan juega con Bobok”, P. 100. (Buenos Aires: Paidós), 2008.
[2] Françoise Dolto. Psicoanálisis y Pediatría, Cap. “Nomenclatura”, P. 15. (México, D.F.: siglo xxi editores), 2007.
[3] Freud, Sigmund. Recordar, repetir y reelaborar (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis, II), Pgs. 152‑153. (Buenos Aires: Amorrortu ediciones), 1914.
[4] Friedrich Nietzsche. Más allá del bien y del mal, Cap. “¿Qué es aristocrático?”, P. 236. (Madrid: Alianza Editorial), 2005.
[5] Ibid. pg. 237.
[6] Žižek Slavoj. Cómo leer a Lacan, Cap. “Dios está muerto, pero no lo sabe: Lacan juega con Bobok”, P. 100. (Buenos Aires: Paidós), 2008.
[7] McInerny R. & O’Callaghan J., “Thomas Aquinas”, The Stanford Encyclopedia of Philosophy (SEP) 2024. Pg. 58.
[8] Ibid. pg. 59.
[9] Christopher M. Brown., “Thomas Aquinas”, Internet Encyclopedia of Philosophy, 2024. Pgs. 91‑92.
Bibliografía
Christopher M. Brown., “Thomas Aquinas”, Internet Encyclopedia of Philosophy, 2024. Pgs. 91‑92.
Françoise Dolto. Psicoanálisis y Pediatría, Cap. “Nomenclatura”, P. 15. (México, D.F.: siglo xxi editores), 2007.
Freud Sigmund. Recordar, repetir y reelaborar (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis, II), Pgs. 152‑153. (Buenos Aires: Amorrortu ediciones), 1914.
Friedrich Nietzsche. Más allá del bien y del mal, Cap. “¿Qué es aristocrático?”, Pgs. 236‑237. (Madrid: Alianza Editorial), 2005.
INEGI,“Diversidad” 2020 https://cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/mex/poblacion/diversidad.aspx?tema=me&e=15#:~:text=En%202020%20en%20estado%20de,religión%20con%206.7%20por%20ciento.
McInerny R. & O’Callaghan J., “Thomas Aquinas”, The Stanford Encyclopedia of Philosophy (SEP) 2024. Pgs. 58‑59.
Žižek Slavoj. Cómo leer a Lacan, Cap. “Dios está muerto, pero no lo sabe: Lacan juega con Bobok”, P. 100. (Buenos Aires: Paidós), 2008.
Contacta al autor: 1gerardocastro1@gmail.com