¿Existe el cambio metafísico?
Roberto Alcazar ∙ 9 minutos de lectura
…Somos el río y somos aquel griego
que se mira en el río. Su reflejo
cambia en el agua del cambiante espejo,
en el cristal que cambia como el fuego.
Inicio este ensayo con una estrofa del poema de escritor, Jorge Luis Borges “Son los Ríos”, en el que hace alusión a la Teoría del Flujo de Heráclito, materia prima del presente… y que al final del mismo explicaré, en relación a lo que aquí mismo se enunciará. A través de este ensayo, argumentaré la interpretación del concepto de la existencia del cambio metafísico en la naturaleza. Usaré y explicaré teoría de Heráclito, donde sostiene que la realidad es un cambio constante y que este cambio es la única realidad verdadera en la naturaleza; así mismo nos sumergiremos en el fluido río, del que se refiere Heráclito, donde nunca nos envolverán las mismas corrientes de agua. Igualmente, nos rozaremos con el fuego de Heráclito para quemarnos con su perspectiva de la realidad. Además, refutaré los cimientos de la teoría de Parménides que se basa en el concepto que la realidad nunca cambia. Por último, generaré una conclusión personal sobre la existencia del cambio metafísico.
¿Qué es la metafísica?
La metafísica es una rama de la filosofía que se ocupa de los problemas centrales del pensamiento filosófico: el ser en cuanto tal, el absoluto, Dios, el mundo, el alma. En ese contexto, hace el esfuerzo de describir las propiedades, fundamentos, condiciones y causas primeras de la realidad, así como su sentido y finalidad.
En algunos fragmentos de Heráclito (por ejemplo, fr. A 5 y fr. A 10) el fuego aparece como principio (arché) de todas las cosas y como tal se le atribuye un carácter divino (fr. A 8 y B 67). El cosmos es “fuego siempre-vivo” (fr. B 30). Algunos autores (como Spengler 1947: 45-46) opinan que Heráclito no habría considerado el fuego como sustancia física, sino como metáfora o símbolo del cambio, del devenir. El fuego existe como movimiento de llamas, en tanto que la combustión persiste. El fuego, pues, es en tanto que está en movimiento, y de aquí que pueda ser pertinentemente utilizado como símbolo del devenir, del flujo perpetuo que, para Heráclito, constituye la naturaleza de la realidad.
¿Qué es el cambio?
El cambio es convertir o mudar algo en otra cosa. Es un proceso que afecta a todos los aspectos de la realidad, desde los objetos materiales hasta los conceptos abstractos.
Una de las teorías más importantes sobre el cambio es la teoría de Heráclito, el filósofo griego que afirmó que " … la existencia notable, que permanece como tal cambiando lo que contiene ". Todo está en constante cambio, y no hay nada que sea permanente.
Otra teoría importante sobre el cambio es la de Parménides, otro filósofo griego que afirmó que "el ser es y el no ser no es". Según Parménides, el cambio es imposible, ya que cualquier cosa que cambie debe convertirse en algo diferente, lo que significa que ya no es lo que era antes.
¿El cambio se percibe o es una idea?
Si se define la percepción como el proceso de recibir información a través de los sentidos, entonces el cambio se puede percibir. Por ejemplo, podemos ver que un río fluye, podemos sentir que el tiempo pasa, y podemos experimentar cambios en nuestro propio estado físico o emocional.
Sin embargo, si se define Sensación interior que resulta de una impresión material producida en los sentidos corporales. , entonces el cambio también se puede considerar una idea. Por ejemplo, podemos interpretar el flujo del río como un símbolo del cambio constante de la realidad. O podemos interpretar el paso del tiempo como un símbolo de la mortalidad.
La Teoría del Flujo
En su teoría del Flujo, Heráclito dice “…todas las cosas pasan y nada se queda, y comparando las cosas existentes con el flujo de un río, dice que no se puede pisar dos veces el mismo río.” (Platón Crátilo 402a = A6). Esta teoría nos dice que todo pasa, que cada instante es efímero y que no podrá jamás repetirse tanto en el medio ambiente como en el ser mismo. De este “caudal” del rio, se podría dividir tres esteros:
B12. ποταμόησι τοΐσιν αυτόσιν εμβαινουσιν ετερο και ετερο χουδατα επείρει.
En los que entran en los ríos se mantienen los mismos otros y otras aguas fluyen. (Arius Didymus, fr. 39.2 = Dox. Gr. 471.4 -5)
B49a. πάμε στο αμάξι σου...
En los mismos ríos pisamos y no pisamos, somos y no somos. (Heráclito Homérico, Preguntas Homéricas 24)
B91[a]. ποταμι... το αυτοι...
Según Heráclito, no es posible pisar dos veces el mismo río. (Plutarco, en la E de Delfos 392b)
La visión de Heráclito del cambio metafísico
Según Heráclito, todo está en constante cambio. Nada permanece igual, todo está en movimiento y transformación. Este cambio es un proceso dialéctico, en el que los opuestos se unen para crear algo nuevo.
El fuego es el símbolo de este cambio dialéctico. El fuego es una combinación de los opuestos fríos y caliente, húmedo y seco.
Para Heráclito, el elemento del fuego es el principio que rige el universo. Este es el principio que mantiene la coherencia de la realidad, a pesar de su constante cambio. Podría interpretarse que una fuerza como la gravedad que nos mantiene unidos a todos a la Tierra a pesar de traslación y rotación de la misma.
En realidad, todos somos parte de ese rio que está en constante movimiento, como cualquier río con su pleamar y bajamar que es diferente cada día y reflejándonos a nosotros mismos en la misma corriente que nos lleva al cambio siempre; cerrando con el cambiamos como el fuego, que es éste el elemento principal, como parte trascendental de la realidad y fuerza de cohesión ante el cambio.
Teoría de Heráclito
La naturaleza, cuya característica primordial es la vida, conlleva procesos de cambio intrínsicamente. La misma palabra evolución, no solo implica cambios en lo físico, sino también en la manera pensar y expresarse. Biológicamente el ser humano ha experimentado cambios en toda su historia, desde el tamaño de su cerebro hasta cambios en el aspecto físico, todo con el fin de adaptarse mejor a la naturaleza donde vive. ¿Acaso no existen razas diferentes de seres humanos, cada una con características distintas? Unos somos más propensos a resistir el frío y otros el calor, otros son más hábiles para correr y otros para desarrollar artes como la música… Si una característica de los seres vivos, no fuera su facilidad para adaptarse al ambiente, no estaríamos sobre la tierra.
Si las cosas no cambiaran, nuestro pensamiento se mantendría fijo, no habría necesidad de aprender y nos convertiríamos en una especie fija, monótona, estancada, sin vida. Se puede argumentar que la doctrina heraclitea del cambio es necesaria para comprender la naturaleza de la realidad. Si la realidad es inmutable, entonces no hay lugar para el cambio, la evolución o la creatividad. Sin embargo, si la realidad es constante cambio, entonces es posible que ocurran estas cosas, lo que sucede día a día.
La doctrina de Heráclito del cambio también tiene implicaciones importantes para nuestra comprensión de nosotros mismos. Si la realidad es constante cambio, entonces también lo somos nosotros. Esto significa que debemos estar abiertos al cambio y a la transformación. Debemos estar dispuestos a dejar ir lo viejo y abrazar lo nuevo, siempre y cuando esto nuevo nos desemboque en mejores personas y sociedades.
Teoría de Parménides
En contra parte se encuentra la teoría de Parménides, sostiene que “la realidad [es], y debe ser, una unidad en el sentido más estricto y que cualquier cambio en ella [es] imposible" y por lo tanto que "el mundo tal como lo perciben los sentidos es irreal" (Guthrie 1965, p. 4-5). Esto significa que la realidad es única, eterna e inmutable, por lo que el cambio es algo imposible en la naturaleza. Por lo tanto, si el cambio es posible, entonces algo tendría que pasar del ser al no ser o viceversa. Sin embargo, como el ser es inmutable y el no ser no es, el cambio es imposible. Si algo es, entonces debe ser único. Esto se debe a que el no ser no es, y el no ser no puede existir. Por lo tanto, algo que es no puede coexistir con algo que no es. Si algo es, entonces debe ser eterno. Esto se debe a que el no ser no es, y el no ser no puede existir. Por lo tanto, algo que es no puede dejar de ser. Por consiguiente, si algo es, entonces no puede ser de otra manera. No puede ser pasado, futuro, origen, disolución, alteración o movimiento.
Adicionalmente sobre la misma teoría de Parménides, éste “Argumenta con devastadora precisión que una vez que uno ha dicho que algo es, se le impide decir que fue o será, de atribuirle un origen o una disolución en el tiempo, o cualquier alteración o movimiento en absoluto.” (Guthrie 1965, p. 15-16). Como hemos visto, la insistencia de Parménides en el punto de que lo que sea, es y no puede nunca dejar de ser, lo llevó a juzgar la forma de vida de los seres humanos, pues éstos confían en sus sentidos que los llevan a identificar los cambios que sufren ellos mismos o la naturaleza que los rodea. Pero Parménides nos dirige a juzgar la realidad por la razón y a no confiar en los sentidos que son imperfectos y no nos acercan a la verdadera realidad, que está más ligada a la razón.
Contraargumentación a Teoría de Parménides
Parménides afirma que para que el cambio exista “lo que es” se debe convertir en “lo que no es” o viceversa. Y como “lo que no es” no existe, es imposible que algo pase de la nada a ser algo o que algo se convierta en la nada. De este concepto se derraman algunas características que el mismo Parménides generó para argumentar sus postulados. Entre las principales se destacan, la inmutabilidad que se refiere a que el ser no puede ser diferente a lo que ya es, porque esto implicaría dejar de ser. Otra característica es la indestructibilidad, si el ser deja de ser, entonces el ser ya no es. La última característica que menciono es que el ser es ingénito, es decir, no tiene un final y no tiene un principio. Esta cualidad hace referencia a que el ser no puede ser generado, ha existido siempre.
Bajo esta teoría voy a contrargumentar su conceptualización sobre el cambio; desde mi perspectiva el argumento de Parménides carece de sustento en los conceptos de evolución y el tiempo.
En el tema de la inmutabilidad no podría dar entrada a la evolución; el cambio puede ser visto como un proceso siempre continuo, en el que no hay un momento en el que algo deje de ser lo que es para convertirse en algo que no es. Por ejemplo, un objeto que se mueve no deja de ser lo que es en ningún momento del movimiento. Un ser vivo que crece no deja de ser lo que es en ningún momento del crecimiento. Y este crecimiento o evolución no es puramente físico, está incluido el tema cognitivo, donde también como parte del interés propio del ser humano, sobre la necesidad de querer ser mejor, nos lleva a ser diferentes en todos los aspectos de la vida.
Como comentaba líneas arriba, en los seres vivos, siempre está presente la necesidad del cambio. El cambio es necesario para la existencia. Por ejemplo, la metamorfosis, está presente en la naturaleza, si esto no es un cambio, ¿cómo se le podría conceptualizar a este proceso? Si los seres vivos no pudieran cambiar de estado, no podrían crecer o reproducirse. Y si el universo no pudiera cambiar de tamaño, no podría expandirse o contraerse. La realidad que observamos es cambiante.
En lo que respecta al tiempo, si no existe un principio y un fin, y si todo ya existe desde un inicio, ¿por qué y para qué tenemos la oportunidad de ser? Como dice Aristóteles, una vida es plena cuando se desarrollan al máximo sus capacidades; no tendría valor el existir, si lo inmutable fuera el eje central. El desarrollar al máximo nuestras capacidades conlleva a un cambio dentro de uno mismo, para poder llegar a ser lo que deseamos ser.
Conclusión
Después de analizar las teorías de Heráclito y de Parménides sobre el tema del cambio, llego a la conclusión que solo a través del cambio, sin necesidad de dejar de ser, es como se puede llegar a la Arché; cualquier ser humano no puede negar que solo a través de la reflexión, análisis y uso de los sentidos uno puede crecer como ser humano.
Ese cambio lo pude constatar personalmente, ya que a partir que inicié a estudiar Filosofía, he cambiado para bien en mi relación con mi familia, mi trabajo, mis amigos, pero sobre todo conmigo mismo. Sigo siendo la misma persona con el mismo nombre y lugar donde vivo; pero he tenido un giro importante en mi evolución como ser humano, con una visión más clara sobre mi vida y hacia donde me quiero dirigir, por lo que el cambio es lo único constante en el ser humano.
Para cerrar, sobre el poema de Borges está claro que ese reflejo nuestro, en el río, está cambiando siempre a través del agua de la vida…
Bibliografía
Graham, Daniel W., "Heraclitus", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2019 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <https://plato.stanford.edu/archives/fall2019/entries/heraclitus/>
Palmer, John, "Parmenides", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter 2020 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = <https://plato.stanford.edu/archives/win2020/entries/parmenides/>.