Ética para el siglo XXI
Abel Sánchez ∙ 12 min de lectura
Los tipos de ética normativa (de la virtud, deontología y consecuencialismo) preservan el “business as usual”: la continuación hacia el futuro de la visión antropocéntrica del capitalismo extractivo que ha acelerado la extinción de los organismos vivos del planeta. Lo que necesitamos imaginar es cómo apoyar estas éticas en el altruismo, para que podamos acercarnos a la interdependencia; reconocernos y ayudarnos unos con otros (humanos y no-humanos) en el contexto de la crisis planetaria.
Para justificar esta idea el presente ensayo (dividido en dos partes) busca hacer un repaso a aquellas moralidades de la teoría de la ética normativa (EN) que tienen una especial importancia en la visión antropocéntrica. En la parte 1, empezaremos con el análisis de un caso afín a la ética kantiana del presente siglo, ofreciendo argumentos sobre porque el consecuencialismo es la mejor aproximación de la EN ante la crisis planetaria. En la parte 2 se abordarán las cuestiones psicológicas del egoísmo y el altruismo éticos, como partes de la escuela consecuencialista y utilitarista; y, como conclusión de ambas partes, nos centraremos en la interdependencia hacia la esperanza de una ética altruista antiespecista, digna de heredar a las generaciones futuras, que ayude a disminuir el egoísmo antropocéntrico del presente.
El siguiente escrito corresponde a la parte 2.
1. Egoísmo psicológico: ¿Existe el altruismo?
Para un egoísta psicológico el altruismo no existe. ¿Por qué debería sacrificar mi propia felicidad por la felicidad de otro? En la ética, el egoísmo es la idea de que “en el fondo siempre estamos motivados por lo que percibimos como nuestro propio interés” (Moseley, 2010). A este tipo de egoísmo también se le conoce como egoísmo descriptivo o psicológico. Dado que es una cuestión de la mente que afirma que, por naturaleza humana “todos nuestros deseos últimos son egoístas” (Moseley, 2010).
El altruismo, por otro lado, es la opinión de que “algunos de nuestros deseos últimos son altruistas” (Moseley, 2010). Es decir, cuando el agente actúa en el mejor interés de los demás y no en el de uno mismo.
Estos dos modelos capturan aspectos clave de nuestras maneras actuales de ver y estar en el mundo. Y no son mutuamente excluyentes. Por ejemplo, desde el primero se produce el contrato social, una teoría consecuencialista que plantea que: “las obligaciones morales y/o políticas de las personas dependen de un contrato o acuerdo entre ellas para formar la sociedad en la que viven” (Friend, 2010). Porque como individuos dentro de una sociedad, aunque a veces se actúe de manera egoísta en primer lugar, también es posible afirmar que las personas estamos constituidas para cooperar con los otros, en beneficio mutuo.
Sin embargo, los egoístas psicológicos afirman que: “cuando buscamos beneficiar a otros además de nosotros mismos lo hacemos porque consideramos que ayudar a los demás es un mero medio para nuestro propio bien” (Kraut, 2016). En el mundo animal no-humano existen casos atribuibles a algo cercano al altruismo puro, por ejemplo: las madres osas “protegen a sus cachorros de los ataques y, al hacerlo, ponen en peligro sus propias vidas” (Sober y Wilson, 1998). Siendo así, ¿es posible aseverar que la especie humana es egoísta por naturaleza?
Para contestar esta pregunta se requeriría una disquisición sumamente exhaustiva. Existe gran literatura en relación al altruismo biológico, sin embargo, la raíz de nuestros comportamientos, así como la mente en el amplio sentido, sigue siendo un campo de estudio enorme. Por lo tanto, “por lo que sabemos, es posible que nunca seamos altruistas puros” (Kraut, 2016).
2. Altruismo y cristianismo.
A finales del siglo XIX, la moralidad dominada por el pensamiento cristiano fue sacudida por Nietzsche con su idea de la transvaloración de los valores, la cual propone un cambio de los valores morales de “bueno” y “malo” a “bondadoso” y “malvado”.
Él asociaba el altruismo, condensado en lo que él llamaba “moralidad de la piedad” (Kirwin, 2010), como producto del cristianismo: “[uno solo es bueno a través de la piedad: así que debe haber algo de piedad en todos nuestros sentimientos] — ¡así dice la moral hoy! […] Que los hombres de hoy sientan como acciones morales las acciones sociales solidarias, desinteresadas, generalmente útiles, es tal vez el efecto y la conversión más generales que ha producido el cristianismo en Europa: aunque no era su intención ni estaba contenido en su enseñanza” (Nietzsche, 1881).
Su tesis es que el concepto de “bueno” se transformó a “bondadoso”, debido al cristianismo con la promesa de la vida eterna después de la muerte y la vocación de amor al prójimo. Así, “el bondadoso” queda fundamentalmente relacionado al altruismo. Según él, no perseguir los propios intereses vuelve las personas en condición de esclavitud y debilidad. Este individualismo conecta con la Ilustración kantiana donde se extrapola el sometimiento a la gobernanza: “Ahora bien; existen muchas empresas de interés público en las que es necesario cierto automatismo, por cuya virtud algunos miembros de la comunidad tienen que comportarse pasivamente para, mediante una unanimidad artificial, poder ser dirigidos por el Gobierno hacia los fines públicos o, por lo menos, impedidos en su perturbación. En este caso no cabe razonar, sino que hay que obedecer” (Kant, 1784).
En relación a la geopolítica y en crítica de la subyugación a la “moralidad maestra” (Kirwin (2010) y a Kant, Noam Chomsky apunta: “la Ilustración es un periodo de conquista de Europa al mundo. La universalización de Europa” (Chomsky, 2020). El lingüista estadounidense pone el ejemplo de la Conferencia de Chapultepec de 1945, en México, donde los países de América se reunieron para el plan post segunda guerra mundial, acordando que los beneficiarios primarios deben ser los más eficientes, refiriéndose los americanos a ellos mismos. También señala en alineación con el relato antropocéntrico ecomarxista: “Europa se queja por las personas que dejan los países que ellos mismos destruyeron. La crisis de refugiados es una crisis moral occidental, estas son solo algunas razones por las que los países de Occidente deberían fondear a los países no desarrollados para afrontar problemas como el cambio climático” (Chomsky, 2020).
Lo anterior es un argumento en contra del egoísmo de las naciones “fuertes”, poniéndolo en términos nietzscheanos. El filósofo alemán se refiere a “los buenos” como “los fuertes”: los ricos, privilegiados, de acceso a alta educación y cultura. De esta forma, “lo malo” apunta a “lo que no es noble, a saber, las masas humildes, plebeyas y mal nacidas” (Kirwin, 2010). Poniendo a los pobres en desventaja al no tener los recursos para desarrollarse y acceso a una mejor vida como su contraparte, terminan sometidos a los ricos.
La transvaloración de valores es un código moral que se gesta desde los desprivilegiados donde “lo malo” ahora se aplica “a los maestros y sus rasgos característicos de fuerza y poder” (Kirwin, 2010). Mientras que “lo bueno” “ahora significa manso, apacible y servil, cualidades que la clase esclava posee por necesidad, pero que ahora considera como el producto de sus necesidades” (Kirwin, 2010). Con este cambio la bondad ya no es de los poderosos, si no de los débiles, apuntando hacia un altruismo en clave religiosa: “aquellos que sufren y son oprimidos en la tierra recibirán su recompensa en el cielo, mientras que los malvados maestros enfrentarán una eternidad de castigo en el infierno” (Kirwin, 2010).
Consecuentemente, los pobres siendo las personas que sufrieron opresión a manos de los ricos, de los supuestos virtuosos, desarrollaron un odio hacia esas personas que tienen lo que ellos no. A lo que Nietzsche llamó “resentimiento” (Kirwin, 2010). Lo cual conecta con el tipo de alienación marxista del “trabajador respecto a otros trabajadores.” Este cambio, producto de la desigualdad y el individualismo podría volvernos conformistas y a vivir resignados. Pero, ¿sería posible el diálogo de las diversas virtudes individuales, pero en colectividad, en un uso respetuoso de la razón y de la condición ontológica de los que no tienen derechos reconocidos, pero sí responsabilidades éticas no condescendientes de los agentes morales hacia ellos (como la mayoría de los animales)? Invariablemente, en este diálogo horizontal podría haber más fuerza al integrar múltiples cosmovisiones, priorizando la convivencia sobre la competencia, hacia la construcción y adopción de alternativas a la lógica colonialista y capitalista que aún rige nuestra vida.
3. Egoísmo racional y capitalismo.
No se debe actuar de acuerdo al deber, como Kant enuncia, sino a un juicio moral que permita al accionante ser siempre beneficiario de sus propias acciones, porque las personas son las únicas responsables de sus vidas, y la vida siempre debe priorizarse, decía Rand, a lo cual llamó "valor objetivo". “La supervivencia es la fuente y el fin último de todas las acciones de una entidad, lo que da sentido a todos sus otros valores” (Badhwar ay Roderick, 2020). Nuestra moral, según ella, es a priori. Porque: “uno nace moralmente como una pizarra en blanco, y es a través de las elecciones y acciones que uno adquiere los rasgos y hábitos de carácter” (Hicks, 2010).
Rand es polémica por rechazar el altruismo y ser una gran devota del capitalismo (por estar a favor de los principios individuales). Con el enfoque del egoísmo racional propone la tesis del Objetivismo: la vida es un sistema de valor en sí mismo, por lo que todas las creaciones humanas, en el sentido de valor material, deben verse como formas de supervivencia, desde la filosofía hasta las bellas artes. Para esta ética “el interés propio, correctamente entendido, es el estándar de moralidad y el desinterés es la inmoralidad más profunda” (Hicks, 2010). Por lo tanto, el ser humano al ser una criatura capaz de pensar y producir, la filosofía (entendida como cosmovisión y forma de sobrevivir) es: “como todas las formas de conocimiento y logro, importante solo porque es necesaria para vivir una buena vida humana y crear un mundo propicio para vivir tal vida” (Hicks, 2010). Pero para poder producir, decía ella, necesitamos tres cosas: razón, propósito y autoestima. Por otro lado, dicha productividad nace de la creatividad, de la ambición y de la determinación individual, que, sin embargo, ésta siempre está orientada hacia el lucro. Porque para los randianos el logro productivo es la actividad más noble del ser humano, ya que es el resultado de la razón, de un propósito y de la ambición, en un sentido de egoísmo puro.
Lo anterior se alinea perfectamente con el modelo capitalista de producción y libertad individual, donde la capacidad de creación es clave en el sentido del desarrollo del individuo, por eso Rand reclamaba: “A los seres humanos se les ha enseñado que la virtud más alta que existe es dar, no crear” (Fernandez e Inclán, 2019). En contraposición a la moral utilitarista, en el objetivismo el egoísmo es definitivo: el agente siempre debe ser el beneficiario de sus acciones, siendo moral este comportamiento y amoral el anteponer el bienestar de los demás antes del propio.
Pero vivimos en una era en la que los constructos sociales como la raza, la sexualidad o el género están siendo cuestionadas (y desmanteladas), incluso las ontológicas en cuanto a los límites y condiciones de lo que significa “ser” y “objeto”, por lo que, se asoma una oportunidad de adoptar otras formas de ver y estar en el mundo, no continuando la marcada historia de egoísmo del capitalismo extractivo (y que existen y han existido, tocaría echarse un clavado en las múltiples y refrescantes visiones indígenas). No estamos diciendo que esté mal pensar en uno mismo, o que la economía sea mala; necesitamos la economía, pero alternativas económicas que partan del entendimiento de la crisis hacia su reconfiguración; cuestionado la idea de que el egoísmo es inherente al ser humano, por y con las otras criaturas y organismos con las que compartimos y cohabitamos.
4. Conclusión.
Después de analizar a estos eticistas y reflexionar sobre lo que sus ideas han causado en relación a cómo debemos comportarnos, es convencedor que ante la crisis planetaria lo mejor que podemos hacer es ser altruistas, suscritos a la escuela consecuencialista, para maximizar el bienestar con y para todos los individuos y especies. Porque desde una posición individualista, kantiana o eudaimonista, nunca actuamos por el bien de los demás cuando pensamos que hacerlo nos haría peor. ¿Y sí, al contrario, nos beneficiara? En el predicamento del antropoceno, en ejercicio de alteridad, al promover el bienestar (sea quien sea, el otro humano y no-humano) promovemos a su vez la existencia de nuestro entorno (ecologismo psicológico), aseguramos la nuestra y retrasamos nuestra extinción como especie. Difícilmente podría existir un motivo más grande.
Nuestra moralidad, como ya enmarcamos, está condicionada, en mayor o menor medida, por la visión ontológica del mundo capitalista, responsable de la drástica aceleración del deterioro del medio ambiente y de los demás organismos vivos. El antropoceno nos hace notar el especismo, el eurocentrismo, las normativas heteropatriarcales y entre otras cosas, la colonización de modelos mentales que deja fuera todas las demás cosmovisiones como si solo hubiera una válida. Siendo en este caso, y de nuevo, el capitalismo. Que concibe al planeta en eterna abundancia siempre a disposición del hombre, y en eterna dicotomía con la naturaleza. Propiciando que durante los últimos años la población se haya vuelto más pobre y menos saludable a medida que las élites acumulan más y más riqueza. Además, es demoledor, como ya constatamos, que además de reducir las emisiones de carbono, se tiene una deuda enorme tanto con “el no-humano” como con “el otro humano”.
Hoy, como individuos con conciencia de ser parte del antropoceno es relevante observar que los valores del consecuencialismo y del altruismo se encuentran en la interdependencia, la relación de mutua dependencia entre individuos u objetos. “El motor de la historia ética es la generosidad”, dice el filósofo Ernesto Castro. Donde “individuos diferentes y de especies diferentes se echan la mano los unos a los otros trazando puentes entre comunidades étnicas distintas” (Castro, 2021).
Hacia una ampliación de las formas de ser y de estar en “un mundo más que humano” (García, 2021) se encaminan las nuevas corrientes éticas como el Comunitarismo, que nos brindan refugio para tomar decisiones morales conscientes de las implicaciones de nuestras acciones, en este siglo XXI. Porque “todos los organismos de todas las especies estamos conectados en relaciones de interdependencia. Nos necesitamos los unos a los otros, más allá de las barreras de la especie, para sobrevivir a esta época” (Herrero, 2017). Y finalmente porque, ¿cómo afirmar que tengo el deber de proponerme solo mi mayor felicidad cuando “nuestra casa está en llamas” (Thunberg, 2019)?
Bibliografía
Badhwar, Neera K. and Roderick T. Long. “Ayn Rand” — The Stanford Encyclopedia of Philosophy. https://plato.stanford.edu/archives/fall2020/entries/ayn-rand/
Castro, Ernesto (2021) Hacia una Ética de la Generosidad — Conferencia en los IV Encuentro de Filosofía Intercultural, en Las Palmas, Gran Canaria. https://www.youtube.com/watch?v=yRgvjIm83Fk
Chomsky, Noam (2020) Conversación con Noam Chomsky — La responsabilidad de los intelectuales — Entrevista para Mindshop Cafe. https://www.youtube.com/watch?v=7M35aasejgI
Fdez, Jaime e Inclán Blanco (2019) Esencia objetivista: la filosofía de Ayn Rand. https://www.filco.es/esencia-objetivista-filosofia-ayn-rand/
Foro de Educación, n.º 11 (2009) Pág. 249–254 — ¿Qué es la Ilustración? — Dialnet. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3171408
Friend, Celeste (2010) Social Contract Theory — Internet Encyclopedia of Philosophy. https://iep.utm.edu/soc-cont
García Meza, Carlos Jesus (2021) ¡Metahumanos Uníos! — Presentación de la clase 9 del curso El ABC del Antropoceno, Mindshop Cafe.
Herrero, Amaranta (2017) Navegando por los turbulentos tiempos del Antropoceno — Research Gate. https://www.researchgate.net/publication/319417724_Navegando_por_los_turbulentos_tiempos_del_Antropoceno
Kirwin, Claire (2010) Nietzsche’s Ethics — Internet Encyclopedia of Philosophy. https://iep.utm.edu/nietzsches-ethics/
Kraut, Richard (2016) Altruism — The Stanford Encyclopedia of Philosophy. https://plato.stanford.edu/entries/altruism/
Moseley, Alexander (2010) Egoism — Internet Encyclopedia of Philosophy. https://iep.utm.edu/egoism/#SH2b
Nietzsche, Friedrich (1881) Aurora. Reflexiones sobre los prejuicios morales.
Orbaugh, Warren (2019) Análisis del libro: La virtud del egoísmo — Centro de Estudio del Capitalismo. https://newmedia.ufm.edu/coleccion/centro-de-estudio-del-capitalismo-analisis-sobre-el-libro-la-virtud-del-egoismo/analisis-del-libro-la-virtud-del-egoismo-sesion-2/
R. C. Hicks, Stephen (2010) Ayn Rand — Internet Encyclopedia of Philosophy.https://iep.utm.edu/rand/
Thunberg, Greta (2019) Our House Is On Fire! — Discurso en el World Economic Forum, Davos, Suiza. https://youtu.be/M7dVF9xylaw
Contacta al autor: abelsanchez390@gmail.com
4 Comments
Thank you for your sharing. I am worried that I lack creative ideas. It is your article that makes me full of hope. Thank you. But, I have a question, can you help me?
Thanks to you for reading it! I am glad to know that it gives you hope. Definitely imagination and hope are two powerful means to face the Anthropocene.
La conclusión, era todo lo que esperaba de este ensayo. Muchas gracias por este aporte. Comparto en mucho tu línea de pensamiento aunque debo seguir escudriñando a cerca de la duda de si somos o no naturalmente egoístas, considero que aunque el capitalismo ha condicionado mucho este sentimiento, en muchos de los otros sistemas o imperios a través de la historia el comportamiento humano de egoísmo ha sido una constante, una que ojalá podamos modificar.
Gracias de nuevo, Miguel. Fíjate que uno de los errores de este ensayo, del que ahora me doy cuenta gracias al Dr. García (profesor del curso de Antropoceno de Mindshop), es el uso de la expresión “nosotros”. Porque atribuir la culpa del Antropoceno a “la especie humana” esconde el hecho que hay muchos humanos que no han causado prácticamente ningún efecto indeseable en el planeta. La culpa debería estar distribuida de acuerdo al nivel de consumo o poder. Evidenciando así a los verdaderos causantes de la crisis planetaria. Por lo tanto, es injusto generalizar. No todo es ambición bélica, son históricamente comprobables los grandes ejemplos de convivialidad e interdependencia humana, además del altruismo puro de otras especies como los ejemplos citados en el ensayo. Pienso que es precisamente el fortalecimiento de la razón crítica y no la razón instrumental, propia de la lógica capitalista y los mecanismos de dominación imperial, la que puede encaminarnos hacia posibilidades de ver y hacer distinto. ¡Saludos!