¿Existe el cambio?
Erik Maldonado∙ 10 minutos de lectura
Es difícil saber con precisión en qué momento de la historia el ser humano se empieza a interesar por temas metafísicos, mucho más complicado precisar quién comienza a hacerse estas preguntas. Información reciente nos muestra que los presocráticos, específicamente los milesios, pudieron ser los primeros pensadores en interesarse en este tipo de cuestiones (Curd 2023). Ellos se empezaron a hacer preguntas relacionadas con su realidad: ¿De qué están hechas las cosas? ¿Qué las origina? ¿Existe un inicio? ¿Existe un final? ¿Cómo podemos explicar los fenómenos que nos rodean? ¿Existe el cambio?
Esta última pregunta, referente al cambio metafísico, es de lo que tratará este ensayo. Si bien pensadores presocráticos como Tales, Anaximandro y Anaxímenes ya empezaban a formular propuestas acerca de estos temas, no es hasta Heráclito y Parménides que nos encontramos con un análisis más puntual. En este punto probablemente se estén preguntando las posibles respuestas a la cuestión de si existe el cambio o no. En este ensayo analizaremos dos posibles respuestas:
- Existe el cambio
- No existe el cambio
Al ver y experimentar los fenómenos que nos rodean, pienso que se vuelve necesario aceptar una idea a favor del cambio para poder entender la realidad en la que vivimos, si bien muchas cosas parecen ser estáticas, la realidad es que, para poder entenderlas como tal, necesitamos también de un entendimiento de ellas a través de los procesos que las forman. En la siguiente sección (I) voy a presentar y analizar los principales argumentos de Heráclito para afirmar que el cambio existe. Posteriormente presentaré y analizaré los posibles contraargumentos utilizando ideas de Parménides (II) para finalmente explicar algunos problemas que pueden presentar estas ideas (III).
(I)
Heráclito fue un pensador presocrático que se interesó en explicar algunos principios abstractos que rigen el mundo. Defendía, por ejemplo, la doctrina del flujo. Probablemente el fragmento más importante y genuino de Heráclito al respecto de este tema es el siguiente: B12. Potamoisi toisin autoisin embainousin hetera kai hetera hudata epirrei. Que se podría traducir al español como: “En los que entran en los ríos se mantienen los mismos otros y otras aguas fluyen” (Graham 2023).
Esta frase puede ser analizada desde 2 perspectivas, desde las personas que entran al río o el río al que están entrando. Analicemos primero el río. Este fragmento nos sugiere una paradoja, por un lado, argumenta que una persona no puede entrar 2 veces al mismo río porque está constantemente cambiando sus aguas, pero al mismo tiempo sugiere que el río es el mismo. Imaginemos una persona que entra 2 veces al río Amazonas en Brasil, una por la mañana y otra por la tarde, intentemos responder la pregunta: ¿Es el mismo río por la mañana y por la tarde? Curiosamente la pregunta puede albergar 2 respuestas que, en primera instancia, parecen contraintuitivas, por un lado, podríamos argumentar que no es el mismo río, puesto que el agua que fluyó durante la mañana ya no es la misma que fluye en la tarde, podríamos decir también que la fauna que se encuentra también es diferente, incluso podríamos argumentar que las características y composición química del agua es diferente, por la temperatura, residuos de materia orgánica, cantidad, color, olor, etc. Por otro lado, podríamos argumentar que es el mismo río puesto que no se convirtió en un lago, en un océano o en otra cosa, sigue siendo el mismo río que se visitó en ambas ocasiones. La manera en que esto es posible, que un río pueda ser y no ser el mismo a través del tiempo, se debe a que algunas cosas pueden permanecer iguales solamente cambiando de manera interna. La realidad duradera del río existe en virtud de la constante rotación de su materia constitutiva (Graham 2023).
La constancia y el cambio no son mutuamente excluyentes, sino que más bien están inextricablemente conectados, de esta manera Heráclito defendía el flujo, no como destructivo de la constancia sino como una condición necesaria en algunos casos, como en el caso del río Amazonas (y de cualquier río), no puede entenderse como un río a menos que sus aguas estén constantemente cambiando, la propia definición de río presupone un cambio. En otras palabras: Las estructuras de alto nivel se superponen al flujo material de bajo nivel (Graham 2023).
Si ahora analizamos no al río, sino a la persona que entra al río, podríamos llegar a la misma conclusión, a pesar de que sigue siendo la misma persona que entró por la mañana que por la tarde, la constitución de la persona ya no es igual, podríamos decir que una persona es una suma de todos los procesos que ocurren en su cuerpo de manera que la definición de una persona implica cambios constantes a pesar de poder no ser visibles en poco tiempo, como en el ejemplo donde entra por la mañana y por la tarde al río. Seguramente no se pueda notar en primera instancia ningún cambio en la persona, pero indudablemente en el transcurso de la mañana ocurrieron una serie de procesos en su organismo que concluyen en una persona diferente por la tarde (a bajo nivel).
(II)
Uno de los principales contraargumentos que se presentan a la idea del flujo de Heráclito, de que todo está en constante cambio es la imposibilidad lógica de que pueda surgir lo que Es de lo que No Es, una idea que Parménides propone en su poema Acerca de la Naturaleza (Bernabé 2001).
De manera resumida podríamos presentar las siguientes ideas:
- Lo que Es, Es
- Lo que No Es, No Es
- Lo que No Es, no puede Ser
De estos argumentos podríamos inferir un par de conclusiones, primero, es imposible que algo que Es pase a No Ser, puesto que dejar de Ser implicaría que No Es, pero lo que No Es no existe, segundo, algo que No Es no puede pasar a Ser, porque esto implicaría que viene de nada, y esto también es imposible. Si consideramos estos argumentos llegamos a una lógica de imposibilidad donde es absolutamente imposible que algo surja del No Ser o que algo que Es pueda dejar de Ser. Si nada puede pasar de No Ser a Ser y nada que Es puede dejar de Ser, eso implica que todo es una misma cosa.
Con esta lógica, Parménides niega el cambio y sostiene que la realidad es, y debe ser, una unidad en el sentido más estricto y que cualquier cambio en ella es imposible y por lo tanto que el mundo, tal como lo perciben los sentidos, es irreal. Existe solo una cosa y esta única identidad es inmutable e indiferenciada. La experiencia ordinaria es inexistente, nuestras creencias normales en la existencia del cambio son totalmente engañosas. (Palmer 2025)
Entonces, ¿cómo explicaría Parménides una semilla convirtiéndose en un árbol? Por la imposibilidad lógica de que de lo que No Es no puede surgir lo que Es, una semilla no podría convertirse en un árbol. Una semilla no es un árbol y para poder ser un árbol, primero tiene que dejar de ser una semilla, aquí es donde se presenta el primer problema, porque algo que Es no puede dejar de Ser (una semilla no puede dejar de ser), después tendría que convertirse en un árbol y es donde encontramos el segundo problema, porque nada puede venir del No Ser (un árbol no puede venir del No Ser). De esta manera Parménides argumentaría que el proceso de ver una semilla transformándose en un árbol es un engaño de nuestros sentidos.
Sigamos analizando este ejemplo, si una semilla no puede convertirse en un árbol, entonces quiere decir, de cierta manera, que la semilla y el árbol son lo mismo (la semilla es el árbol), pero entonces podríamos preguntarnos: ¿de dónde salió esa semilla en primer lugar?, probablemente de otro árbol que nació de otra semilla, si extrapolamos estas ideas podríamos llegar a una primera semilla originadora de todos los demás árboles, pero ¿qué hay antes? ¿Qué originó la semilla? Probablemente llegaríamos a la conclusión de que todas las cosas están hechas o, de hecho, son la misma cosa, que es también la conclusión de Parménides acerca de la realidad: Lo que Es es intemporal, ininterrumpido, entero, uniforme, continuo, perfecto, una sola cosa (Palmer 2025).
(III)
Curiosamente lo que Es es limitado, porque ser ilimitado es carecer de límites y el Ser no puede carecer de nada. La predicación “el ser no es algo”, aunque ese algo sea limitado, implicaría una fisura en la afirmación inquebrantable de que el ser es (Bernabé 2001). Es decir, no podríamos decir que el Ser no es limitado porque esto implicaría de alguna manera que lo que Es no lo es todo, y eso autorizaría a pensar que el Ser puede carecer de más cosas. Aquí nos encontramos también con una contradicción, ¿cómo puede algo que debe tener límites ser también eterno, ininterrumpido, entero, continuo, etc.?
Retomando el argumento de Parménides de que el mundo tal como lo perciben los sentidos es irreal, levanta también algunas preocupaciones desde mi punto de vista. De acuerdo con esta idea podríamos concluir que el único conocimiento verdadero es el Ser, si solamente el Ser es un conocimiento verdadero, entonces, estrictamente hablando, todo lo demás se vuelve una clase de opinión y de cierta manera pierde sentido estudiar fenómenos que ya sabes de antemano que no son verdaderos.
Si bien Parménides rechaza la idea del cambio y argumenta que estamos siendo engañados por nuestros sentidos, de cierta manera tiene que aceptar que existe pluralidad al menos como percepción, pero no tiene manera de darle explicación porque se ve atrapado en una exigencia lógica casi imposible.
Pienso que la clave para explicar el cambio como concepto metafísico está en la idea de que las estructuras de alto nivel se superponen al flujo material de bajo nivel, esto me parece que propone un tipo de síntesis de las ideas de Heráclito y de Parménides. Es casi evidente, me parece, que del No Ser no puede surgir el Ser, pero el cambio nunca es del No Ser al Ser si no de algo que ya Es a otra configuración de la misma cosa. Una semilla no puede convertirse en un niño, o algo caliente no puede volverse más alto, en ese sentido me parece obvio que el cambio no existe, pero ver que una semilla se convierte en un árbol o saber que algo caliente puede enfriarse, nos habla que de manera interna hay cambios que no se superponen a la propia definición del objeto, sino más bien son necesarios para poder percibirlos como algo permanente o estático.
A pesar de que esta discusión tiene miles de años de antigüedad, pienso que es aún debatible en la actualidad y la respuesta puede tener múltiples repercusiones: ¿Cómo se percibe una persona? ¿Se puede decir que una persona es siempre la misma o que nunca es la misma? ¿Cuál es el origen del universo? ¿El universo tiene un origen? ¿Cómo entendemos el tiempo? ¿Cómo describe el cambio la física cuántica?
Bibliografía
Bernabé, Alberto. 2001. «Parménides de Elea.» En Fragmentos Presocráticos de Tales a Demócrito, de Alberto Bernabé. Madrid: Alianza Editorial. https://www.eventos.cch.unam.mx/olimpiada/files/Fragmentos-Presocraticos-de-Tales-a-Democrito.pdf.
Curd, Patricia. 2023. «Presocratic Philosophy.» En The Stanford Encyclopedia of Philosophy, editado por Edward N. & Nodelman, Uri Zalta. Stanford, CA: Stanford University. https://plato.stanford.edu/archives/fall2023/entries/presocratics/.
Graham, Daniel W. 2023. «Heraclitus.» En The Stanford Encyclopedia of Philosophy, editado por Edward N. Zalta & Uri Nodelman. Stanford, CA: Stanford University. https://plato.stanford.edu/archives/win2023/entries/heraclitus/.
Palmer, John. 2025. «Parmenides.» En The Stanford Encyclopedia of Philosophy, editado por Edward N. Zalta & Uri Nodelman. Stanford, CA: Stanford University. https://plato.stanford.edu/archives/spr2025/entries/parmenides/.
