Ser y no ser
C.A. Postlethwaite

Me canso de gastar hojas. Las desperdicio desde niño. Hojas que cargan mi alma. Hojas que permanecen dormidas. Mi vida que es nada hecha hojas. Mi vida que es nada echa hojas. Mi vida construida de hojas las arroja. Aquí te va una.
Para mirarte enteramente a ti mismo es necesario apartarte de quien no-eres. Debes salir de la nada a tu propio encuentro, buscar lo que no encuentras dentro del ti que ves pero que no eres.
Saberme olvidado es mi mayor anhelo.
Amo la idea del suicidio. Amo la certeza de que la muerte es dormir sin soñar. Amo anhelar aquello que no sufriré si llega o no.
La vida humana es la danza entre quienes buscan darse y quienes buscan recibir.
A pesar del vértigo de tantos trenes subterráneos zumbando de manera simultánea, me coloqué en manos de la gran ciudad. Todo el movimiento y la energía se suscitaba a lo bestia. Mi espanto se tornó en encanto. Un abandono ciego después de una aprensión monstruosa. Fui todos los pasajeros a la vez. Consciente de que este palpitar es todos los días.
Todo lo que vale la pena decir se me ocurre después del momento apropiado. Pero no importa. He preferido ser el personaje de una obra escrita y no el autor de mi propia vida, ni el relator de otros personajes reales o imaginarias. Estoy bien sin decir lo que más conviene. Apegarme al guion que me ha tocado pronunciar. Me lo sé de memoria.
Soy mucho más feliz solo y olvidado.
No llega la muerte a mi puerta y sufro. Espero la muerte con gusto y susto, con espanto y encanto.
La soledad es el único logro digno de la máxima celebración.
Comprendemos menos aquello de lo que estamos más seguros.
Somos incapaces de experimentar contradicciones de manera simultánea (jamás vemos un círculo-no-círculo, por ejemplo). Somos, también, incapaces de experimentar la completa ausencia conceptual (jamás vemos algo que es una nada que ni siquiera llega a ser nada). Pero nos estamos capacitando. Ahí la llevamos.
La libertad y el amor lo explican todo.
La verdad es simultáneamente lo que dijeron Voltaire y Bakunin: si Dios no existe es necesario inventarlo, pero si Dios existe es necesario abolirlo.
Lo que experimentamos se debe más a nuestros conceptos que a nuestros sentidos. No podemos mirar a un conejo como si no fuera un conejo.
Vivir sin atribuir sentido será adherirnos a un orden absolutamente maligno o absolutamente benigno.
La conciencia se equivoca siempre y siempre acierta.
Huyo de cerrar los ojos y encontrarme de nuevo con lo que alguna vez encontré: el rostro de Dios en la oscuridad.
Entro a lugares de los que no puedo salir. Como aprender un idioma que era ruido y ahora no deja de aportar significados.
De toda virtud brota la maldad.
El abandono es la aspiración más bella.
Prefiero la idiotez del prójimo a mi propia sabiduría.
Entre los efectos de la revelación está, por un lado, la sensación de que cada cosa existe por separado; y por otro lado, la experiencia de la unificación total. Ambas experiencias implican que no puede haber ninguna perspectiva que sea superior a cualquier otra.
Alguna estructura mental soporta todo lo que veo. Pero quiero ver sin ella.
Eres la manera en que amas. No eres lo que recibes por tu modo de amar.
Los cerros tienden puentes al infinito.
Justo cuando piensas que no puede haber algo más, surge otra vida. Una infinidad de rumbos se abre desde cada pliegue del tiempo y del espacio. Y cada rumbo es otra única manera de existir.
La magia verdadera es el engaño perfecto.
Se abrió un portal para que nuevas energías entraran al mundo. Energías más poderosas que la salud y la enfermedad, el placer y el sufrimiento, la riqueza y la pobreza, la vida y la muerte, la verdad y la mentira... Quienes reciben estas energías nuevas hablan sin decir nada.
No encuentro la fuerza para salir y ser no más.
Cada muerte deja un entretejido de caminos y veredas.
Morir es quedar de pie sobre fragmentos irreconciliables de lo que creímos ser la realidad.
El laberinto es uno mismo.
El orden del mundo no está en el mundo sino en la mirada. La mirada no cree pertenecer al mundo que mira. No existe la mirada, ni el mirar, ni el mundo, ni la existencia.
Los Dioses son eternos en divinidad y en sufrimiento.
Máxima densidad implica inmovilidad. Mínima densidad implica esfumación. ¿Qué grado de densidad será nuestro punto de vista? Y, ¿hacia dónde vamos? Desapareceremos por colapso o por dispersión, si no es que ya no estamos.
Detesto mi máscara, aunque sea un millón de veces más agradable que mi rostro.
Frente a mí zumba un intercambio incesante de partículas. Sin embargo, encuentro una silla. Interactúo con ella en vez de inmiscuirme en ella. Más apropiado para mí sería traspasarla, abarcarla, fundirme en ella, fundirla en mí.
Entre nosotros no hay menores, ni mayores, ni iguales.
Quien se despide ya está muerto.
El ‘yo’ es la primera ilusión de unidad y separación.
Separación y unión son una sola cosa, son dos cosas distintas, son opuestos, son idénticos. Cohabitan. Se repelan. La existencia de una excluye y también depende de la otra. Se repudian y armonizan existiendo sin existir.
Quien camina encuentra obstáculos y horizontes. A veces son la misma cosa.
Miro el mar desde la costa, a través de los ojos de Colón; y la costa desde el mar a través de los ojos de un indio.
Proyecto lo que más temo. Proyecto a Dios. Temo esa mirada y por eso prefiero desde allí mirar.
Al parecer, el caos y la alteración de los sentidos, nos ponen en contacto directo con la realidad. (A pesar de que lo que llamamos “alteración de los sentidos” no afecta en realidad a los sentidos, sino que altera nuestro pensamiento que a su vez altera los sentidos.) Pero es al contrario. La mesura y la sobriedad nos revelan el orden y el desorden de la existencia. Entramos en contacto más directo con la realidad entre mayor sea nuestra templanza.
Hablo con cualquiera cuando quiero que me arranquen el corazón.
Un poco de luz facilita la vista, no el entendimiento. La luz ciega. El entendimiento es propio de las tinieblas.
Todo convivio es una guerra de muecas.
Incluso estos intentos se someten a la lógica que pretenden subvertir.
Nuestras voces cambian a Dios, y Dios a todo lo demás.
No hay terror, sino que hay tristeza en aquel vacío oscuro. En aquella cantina del centro sucio de la ciudad. En el hoyo negro al centro de la galaxia. Los clientes son monstruos patéticos; los habitantes singularidades endebles.
Escribir es abandonar mis marcos de referencia y participar de otros como si nada.
Fingir la hipocresía produce mensajes genuinos.
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Santo
SoyD(e)DyoS
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Demonio
Soy(D)yoS
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