El sueño de una inteligencia dormida, es despertar.
Issaí Pablo Gómez Osorio ∙ 8 min de lectura
En este ensayo trataré de contestar la pregunta: ¿Qué papel juega la teoría de la recolección en la respuesta de Platón a la Paradoja de Menón? Mi postura es que la teoría de la recolección, junto con el resto de la respuesta de Platón, resuelve la paradoja satisfactoriamente, pues invalida sus dos premisas al demostrar cómo nos es posible obtener conocimiento a través de la indagación en nuestras almas.
Para ello, en este ensayo, primero (I) hablaré de la metafísica y epistemología de Platón. Después, (II) revisaremos el dialogo Menón o De la virtud y veremos la paradoja mencionada, así como la contra argumentación de Sócrates. Luego, (III) veremos dos contraargumentos de Aristóteles hacia el concepto de alma de Platón y su epistemología, y ofreceré mi propia interpretación de estos. Finalmente, (IV) ofreceré mis conclusiones.
I. Metafísica y Epistemología de Platón.
a. Teoría de las Formas
La principal influencia de Platón fue Sócrates, y fue en una de las actividades principales de este filósofo en la que Platón se basó para construir su ‘Teoría de las Ideas’. Como vemos en los primeros diálogos, Sócrates tenía interés por la naturaleza de las virtudes y solía preguntar a sus interlocutores, por ejemplo ¿Qué es la justicia? Al preguntar esto, Sócrates buscaba una respuesta que le dijera lo que era esta virtud en sí misma; una definición que fuera aplicable a todas las ocasiones en las que la virtud se presentase y no ejemplos particulares de ella. (Silverman, A. 2022, pp.4-7).
Una Forma (o Idea) es justo eso; aquello que la cosa es en sí misma y que es predicable de muchos objetos particulares. Es así que, por ejemplo, la ‘Justicia’ es la Forma que todas las acciones justas toman, la ‘Piedad’ es la Forma que toman las acciones piadosas, y lo mismo con el resto de las virtudes. Aunque las Formas se refieren principalmente a conceptos morales, también pueden referirse a cualidades de objetos, por ejemplo, a la redondez que comparten todas las cosas redondas.
Para Platón, las Formas son superiores e independientes a todo objeto. Esto lo podemos ver en su división del mundo en dos, y que separa a la ‘Realidad del Ser’ y a la ‘Realidad del Devenir’. La ‘Realidad del Ser’, donde habitan las Formas y las almas, es inmaterial, no espacial y atemporal. Ahí nada nace ni muere, ni sufre ningún cambio, y todo lo que sabemos de esta es accesado mediante la razón. Por otro lado, la ‘Realidad del Devenir’ es material, espacio-temporal, y está en constante cambio; esta realidad es la que todos conocemos y que entendemos mediante nuestros sentidos. Como la ‘Realidad del Devenir’ está en constante cambio Platón establece que nada se puede saber de ella con certeza, y, por consiguiente, no podemos confiar en nuestros sentidos. Por otro lado, la ‘Realidad del Ser’, al permanecer constante, si nos puede dar conocimientos certeros acerca de la realidad, y, en consecuencia, la única manera de obtener conocimiento es mediante la razón y conociendo las Formas. (Silverman, A. 2022, pp.25-29)
b. El alma y la teoría de la recolección
Para Platón, el alma humana es inmortal, independiente y anterior al cuerpo. Antes de estar atada a un cuerpo habito en la ‘Realidad del Ser’ y ahí presenció a todas las Formas durante toda la eternidad, y, por lo tanto, ya conoce todo acerca de ellas. Sin embargo, cuando las almas son atadas a los cuerpos, estas olvidan todo lo que aprendieron en su vida anterior, puesto que, de no ser así, todos los seres humanos serían igual de sabios que sus almas, y está claro que esto no sucede. (Fedón 64a-68d)
La ‘Teoría de la Recolección’ se basa en este principio y establece que como nuestra alma ya lo conoce todo, lo único que hace falta para ‘aprender’ es recordar lo que siempre ha estado dentro de nosotros a través de la reflexión. (Fedón 73c-76c)
II. La paradoja de Menón y la respuesta de Platón
El tema central del dialogo platónico Menón o De la virtud, en el cual se encuentra nuestra paradoja, es si la virtud puede o no ser enseñada. Sócrates se encuentra ignorante en este tema, e invita a Menón a que descubran juntos, primero, cuál es la naturaleza de la virtud en sí misma. Después de varios intentos fallidos por parte de Menón, donde Sócrates refutó sus ideas, este llega al estado de ignorancia autoconsciente en el que Sócrates se hallaba desde el inicio. Es aquí donde Menón sugiere su paradoja, diciendo:
No es posible al hombre indagar lo que sabe, ni lo que no sabe. No indagará lo que sabe, porque ya lo sabe; y por lo mismo no tiene necesidad de indagación; ni indagará lo que no sabe, por la razón de que no sabe lo que ha de indagar. (Menón 80e)
Podemos reconocer con facilidad que el argumento que plantea Menón se basa en que:
1.- No podemos investigar lo que ya conocemos, puesto que no es necesario, y…
2.- No podemos investigar lo que no conocemos, puesto que no es posible y, por lo tanto…
C. No podemos investigar nada; ni lo que conocemos, ni lo que desconocemos.
Para resolver la paradoja de Menón, Sócrates se basa en la ‘Teoría de la reminiscencia’ y argumenta que:
Para el alma, siendo inmortal, renaciendo a la vida muchas veces, y habiendo visto todo lo que pasa, tanto en esta como en la otra, no hay nada que ella no haya aprendido... y puede, recordando una sola cosa… encontrar en sí misma todo lo demás. (Menón 81c-d)
El argumento de Sócrates es que:
1.- Si el alma ha vivido muchas veces y ha aprendido todo, entonces puede, recordando una sola cosa, encontrar en sí misma lo demás.
2.- El alma ha vivido muchas veces y ha aprendido todo.
C. El alma puede, recordando una sola cosa, encontrar en sí misma lo demás.
Sócrates continúa argumentando a favor de su teoría, y para probarla, hace llamar a un esclavo de Menón, el cual, nunca había sido instruido en Geometría. Y, a través del uso exclusivo de preguntas, hace que el joven descubra por sí solo, y a través de la reflexión, la respuesta a un problema. (Menón 82c-85c)
Con esta experiencia, Sócrates nos demuestra que, en realidad, el conocimiento que el esclavo demostró ya estaba dentro de él, y que el que ignora, tiene, por lo tanto, en sí mismo opiniones verdaderas. De esta premisa se desprende el hecho de que, al no haber sido nunca enseñado, el conocimiento tuvo que haber sido adquirido por él en otra época diferente a la de su vida actual; y que, por lo tanto, su alma ha sido sabia en todo el transcurso del tiempo, y lo único que hay que hacer para ‘aprender’ es ‘recordar’.
En notación formal:
1.- Si nuestro conocimiento ya está contenido dentro de nosotros desde antes de nacer, entonces lo único que tenemos que hacer es recordar este conocimiento.
2.- Nuestro conocimiento ya está contenido en nuestra alma desde antes de nacer.
C. Lo único que tenemos que hacer es recordar nuestro conocimiento.
III. Contraargumentos y argumentación original
Los contraargumentos más fuertes a las ideas platónicas, principalmente a la de la naturaleza del alma, y a la forma en la que obtenemos conocimiento, fueron dados por el mejor discípulo de Platón: Aristóteles.
Aristóteles, a diferencia de Platón, propone que el alma no es un tipo de objeto que sea diferente al cuerpo, diciendo:
“Porque el alma es un conjunto de capacidades que tiene un ser vivo, y estas capacidades son incapaces de existir por sí mismas, son las capacidades de un ser vivo.” Aristóteles se resiste así […] a una concepción platónica que sostiene que el alma es independiente del cuerpo y, de hecho, está impedida por él. (Reeve, C. D. C., Curd, P., Cohen, S. M. 2016, pg. 690)
O dicho en lógica formal:
1.- Si el alma es el conjunto de capacidades que tiene un ser vivo, entonces el alma es incapaz de existir por sí misma.
2.- El alma es el conjunto de capacidades que tiene un ser vivo.
C. El alma es incapaz de existir por sí misma; no es inmortal.
De esto podemos inferir que:
1.- Si nuestra alma no es inmortal, entonces no podemos recuperar conocimientos contenidos en ella de vidas pasadas.
2.- Nuestra alma no es inmortal.
C. No podemos recuperar conocimiento contenidos en ella de vidas pasadas.
Para mí, los argumentos de Platón y Aristóteles son ambos válidos y coherentes. Y como no existe manera alguna de comprobar si el alma es una cosa u otra y decantarnos por la aceptación de uno u otro argumento, lo mejor será centrarnos en las consecuencias epistemológicas que estos tienen.
A mi parecer, el argumento de Platón trata centralmente de que tenemos conocimientos innatos; y de que por eso mismo ya sabemos eso que creemos no saber. A través de la experiencia de Sócrates con el esclavo de Menón, Platón demuestra que si tenemos algún tipo de conocimiento innato, o de no ser conocimiento como tal, por lo menos si algún tipo de racionalidad que nos permite resolver problemas sin haber sido instruidos para ello. Basándonos en el argumento de Platón, podemos decir que el conocimiento está en nosotros, pero que se encuentra “dormido” y ocupamos despertarlo.
Aristóteles era empirista, por lo que, a diferencia de Platón, el si consideraba que la información que obtenemos por nuestros sentidos y experiencia era útil para obtener conocimiento.
En la Metafísica, dice que:
Todas las personas por naturaleza desean saber. Una indicación de esto es el placer que tenemos en nuestros sentidos; porque incluso aparte de su utilidad, son amados por ellos mismos; y sobre todo el sentido de la vista. […] La razón es que este, sobre todos los sentidos, nos hace conocer y sacar a la luz las diferentes cosas. (Metafísica 980a)
Aunque no lo parezca, esta postura puede llegar a contraargumentar la de Platón, pues si llevamos la postura de Aristóteles un paso más allá, podemos decir que: Si obtenemos información a través nuestros sentidos, entonces nuestra mente (o alma) se encuentra en blanco al momento de nacer, puesto que no ha experimentado nada.
En el dialogo, Sócrates intenta demostrar a través de su ejercicio con el esclavo que tenemos conocimientos anteriores a los de nuestra vida presente, sin embargo, considero que lo único que demuestra es que tenemos la capacidad innata de razonar y de aprender. Es cierto que el esclavo no había sido instruido en geometría, y que no sabía la respuesta al problema que Sócrates le planteo. Pero esto no implica que este ya supiera las respuestas porque su alma las conoció en otra vida y solo tenía que hacer memoria a través del pensamiento. Lo que si implica es que el esclavo, al igual que el resto de nosotros, tiene la capacidad innata de razonar, y, por lo tanto, de aprender. Esta postura resuelve la paradoja de Menón, pues demuestra directamente que si podemos aprender, pero no choca con el hecho de si tenemos o no conocimientos innatos, o de qué forma los obtenemos. Más bien, entiende que lo que es innato a las personas es el hecho de que pueden pensar y buscar conocimiento, sin importar el hecho de si se hace exclusivamente a través de la indagación en nuestras almas, como defiende Platón, o si nos apoyamos en los sentidos para conocer y sacar a la luz las cosas, como afirma Aristóteles.
d. Conclusión
El papel que juega la teoría de la recolección en la respuesta de Platón a la paradoja de Menón, es el de que nos argumenta como es que en realidad todo el conocimiento ya está dentro de nosotros y no queda más que recordarlo. Pero como vimos, los argumentos que presenta Sócrates en el dialogo no implican llegar necesariamente a esta conclusión, pues más allá de decir que el conocimiento como tal ya está dentro de nosotros y nos es innato e incluso anterior, podemos decir que lo que nos es innato es la capacidad de desarrollar conocimientos a través del uso de la razón y el pensamiento; es decir, aprender. Lo que en realidad está dormido dentro de nosotros no es el conocimiento, sino más bien, nuestra inteligencia, y lo más virtuoso será siempre tratar de despertarla.
Bibliografía
Silverman, Allan, "Plato’s Middle Period Metaphysics and Epistemology", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2022 Edition), Edward N. Zalta & Uri Nodelman (eds.)
Patricio de A. (1871). Platón, Obras completas, tomo 4. “Menón”. Madrid: Editorial.
Patricio de A. (1871). Platón, Obras completas, tomo 5. “Fedón”. Madrid: Editorial.
Reeve, C. D. C., Curd, P., Cohen, S. M. (2016) Readings in Ancient Greek Philosophy: From Thales to Aristotle. Fourth Edition, “Aristotle”, Pg. 690. Hackett Publishing Company, Inc. Indianapolis/Cambridge
Contacta al autor: issaipablogo04@gmail.com
1 Comment
En el análisis del argumento de Aristóteles, salta a mi mente, cuando hace que el esclavo responda sobre álgebra, que quizás lo que ya conocemos que está epoca, sería llamado por Platón Alma y nosotros en la actualidad podemos decir, que es el código genético.
Me parece muy interesante como tanto Aristóteles como Platón pueden tener razón.
Me preguntó que pensarían con los conocimientos actuales ?