El estoicismo; un remedio contra el pensamiento mágico
Omar del Prado ∙ 8 min de lectura

En este ensayo defenderé por qué el Estoicismo es viable hoy en día como una filosofía de vida racional, poniendo en duda el advenimiento del pensamiento mágico vano, adoptado como una forma evasiva, sinuosa y dañina frente a situaciones adversas y complejas. Para comprender qué es el Estoicismo, explicaré la situación actual que atravesamos en una sociedad mágica que escapa del dolor y busca lo hedonista, el estoicismo y su contexto, los contraargumentos y finalmente las conclusiones.
I. Sociedad mágica.
Actualmente vivimos en una sociedad cansada en búsqueda de soluciones inmediatas para eludir situaciones complejas y prolongadas. Vivimos con miedos, ansiedad y una presión de ser exitoso en el corto plazo. Leemos mensajes evasivos de “sofistas” idealistas virtuales quiénes imparten proverbios para cambiar nuestra vida con fórmulas, que de hecho causan más culpa para su adulador al fallar. Dan un paliativo para una crisis psíquica social. Basta con pedir al universo y “dejar que la vida fluya”, es más; si las cosas no están confabulando a tu favor, es que no estás “vibrando alto”. Es el único fin. Basta con hacer liturgias y no cambios que impliquen acciones y ser vulnerables. Carecen de racionalidad. Embaucan a la sociedad. De esta manera, entra aquí el Estoicismo ya que, como filosofía de vida, depura el pensamiento mágico. Empero, vemos reductos de frases tergiversadas de lo que es ser un estoico en redes sociales.
Los fundamentos de la filosofía estoica tienen cabida en una sociedad que vive bajo el yugo de la inmediatez. El estoicismo es viable en tanto a la factibilidad de sus fundamentos y su praxis mediante juicios racionales para la mejora respecto de la virtud del individuo y la sociedad. Implica hacer todo lo que es inmanente a la naturaleza del humano, ¿Qué es el hombre y qué es lo que lo separa del resto de seres vivos? “Todo esto es posible gracias a nuestra racionalidad y nuestra sociabilidad, dos aspectos de la naturaleza humana que nos hace una parte especial de todo el cosmos”.
II. Origen del Estoicismo y su contexto.
El estoicismo se podría explicar de la siguiente manera: “El nombre deriva del pórtico (stoa poikilê) en el Ágora de Atenas decorado con pinturas murales, donde se reunían los miembros de la escuela y se daban sus conferencias.”
El estoicismo surge a través de un cambio en la antigua Grecia, y como muchas de las formaciones y corrientes filosóficas, tuvieron lugar después de Sócrates a través de Platón y sus diálogos. Los estoicos buscaron cómo vivir una vida virtuosa y alejarse de aquellos vicios que volvían peor al hombre; cuáles serían aquellas acciones y juicios que volverían mejor a quien lo practicaba. Sin embargo, en este camino otras escuelas filosóficas fueron tomando ciertas posturas. Algunas de ellas, cuyo fundador fue Epicuro, “hizo un sistema completo e independiente, su visión era que el objetivo de la vida humana es felicidad, y viene de la ausencia de dolor físico y mental (Aponia), y la paz y la liberación del miedo (Ataraxia). Si consideramos el concepto prudencia socrática vemos que se asemeja”.
El Epicureísmo buscaba la felicidad, el placer y el goce mediante la supresión de todo aquello que causara dolor al ser humano físico o mental. Esto se llevaba a cabo no en forma de libertinaje, sino con una prudencia Socrática. Es decir, se busca un “placer a largo plazo marcado por la serenidad y la templanza, que se lograba sólo mediante la moderación en lugar de la indulgencia”.
Por su parte, la escuela de los escépticos dudó las enseñanzas socráticas. Si él expresó, “Yo sólo sé que no sé nada”, y cómo no se podía llegar a una verdad, ¿para qué ser el esfuerzo de buscarla? ¿habría algún sentido? Habría entonces que negarlo todo. Ahora bien, ¿de qué manera los estoicos abordaron la premisa Socrática?
“Marco Aurelio explica como uno puede hacer lo que está en la naturaleza diciendo que debe modificar sus creencias sobre el bien y el mal, ya que estas informan sus impulsos y sus acciones. Por ejemplo, si creemos que el placer es bueno y el dolor es malo, entonces nos resentiremos por los placeres que disfrutan los viciosos y los dolores que sufren los virtuosos”
De esta frase se puede extraer una serie de ideas; una de ellas es comprender que, para los estoicos como Marco Aurelio, se debería de elegir aquellas cosas que vuelvan al hombre virtuoso; que lo lleven al bien, a la felicidad. Para los estoicos debía de apegarse a la prudencia, justicia, valor y moderación. “El sabio es totalmente inmune a la desgracia y esa virtud es suficiente para la felicidad”. Por ende, se debería de rechazar el vicio, que es lo malo; que es lo opuesto del estoico. Sin embargo, es importante comprender que, no hay que confundir el placer con lo bueno, ni el dolor con lo malo, puesto nos volcaríamos a una vida llena de vicios. He aquí uno de los puntos más destacables del estoicismo, pues buscaban generar la capacidad para afrontar situaciones adversas en donde el hombre tiene control, como hacerle frente a esto, y mediante la razón, inquirir en lo que se puede mejorar. Hemos escuchado expresiones como: “Deja que el universo fluya a tu favor”. Esto no implica dejar que las cosas fluyan por sí mismas, todo lo contrario, qué puedes hacer para hacer que fluyan.
Aquí se toma un punto fundamental del estoicismo, la razón o “sabiduría” que tiene el ser humano. La sabiduría para discernir aquello que lo vuelve virtuoso de lo que no. También se habla de los preferibles, que es todo lo que no nos vuelve virtuosos, pero se eligen puesto que se acercan a la propia naturaleza; tal como la salud, buena alimentación, etc.
Por su parte, como seres sociales, buscaremos al mismo tiempo impulsados por la razón, las otras virtudes como: la justicia, el coraje y la templanza. La templanza, hace referencia a tener control sobre nuestros deseos. No hacer todo aquello que se desea, pero al mismo tiempo hacerlo en su justa medida. La justica, para actuar sobre las otras personas de la mejor manera. “Lo que no beneficia al enjambre, tampoco beneficia a la abeja”. Por último, el valor como el coraje para hacer frente a situaciones adversas que requieren de la persona tomar acciones que representan una dificultad.
Cada una de las virtudes mencionadas son importantes, sin embargo, yo he destacar la templanza y el valor, así como la sabiduría pues las considero de mayor impacto en la vida. Esto hace falta en la sociedad. Sólo busca la inmediatez. Todo se quiere, pero a costo cero, y sin rumiar en el qué y el para qué; sólo soluciones mágicas. La valentía impulsa al hombre para realizar cambios sustanciales internos que implican mejorar para con uno mismo, por ende, en sociedad. Nos vuelve mejores. La templanza. ¿cómo se puede afrontar una situación sin esta? La templanza incita autocontrol. La resiliencia se impulsa a través de estas virtudes. Por el contrario, el pensamiento mágico sólo busca lo hedonista, lo efímero, la inmediatez y escapa de lo incómodo; es más, piensa que el dolor y las situaciones complejas son malas, que sólo se debería de vivir un eterno goce “vibrando alto” en lugar de aleccionar a las generaciones nuevas que, aunque se ame ese algo, no todo es goce ni motivación. Todo tiene un costo, y que se habrá que pagar haciendo uso de las “virtudes cardinales”. No debe confundirse como una persecución al éxito e hiperproductividad; esto sería lo opuesto al fin estoico mismo. Se debe preferir satisfacer un placer a largo plazo, en vez de uno a corto plazo. Por ello, el pensamiento mágico fracasa en situaciones complejas, mientras que el estoicismo las afronta. Lo mágico no cambia nada; sólo huye y vuelve todo consumible. Un estoico hace frente a los retos apegado su inminente naturaleza y las virtudes cardinales. Se podría decir que, el pensamiento mágico es lo que, al Hedonismo, y del Epicureísmo.
III. Contraargumentos.
Como filosofía de vida, el estoicismo disrumpe una sociedad acelerada y opresa en la autosatisfacción inmediata. Impulsaría el razonamiento crítico y el buen actuar. Determinaría si aquello que hacemos es lo mejor y si está bajo nuestro control. También habría que hacer de lado todo aquello que no podamos cambiar, como la muerte de un ser querido, un amigo, etc. Ahora bien, si bien es cierto que un estoicismo sugiere que, “emociones como el miedo y la envidia surgen de juicios falsos” ; prácticamente las emociones no tienen cabida para el Estoicismo, y en esto si tengo que expresar mi disconformidad. Las emociones no son malas por sí mismas y si están ahí por algún motivo. Por ejemplo, si bien es cierto que no puedes cambiar o hacer nada por la muerte de un ser querido, para quien se queda viviendo el duelo es muy fuerte, y no puede controlar lo que siente. Es sano sentir. Los seres humanos no funcionamos aislados; somos seres sociales. Las emociones no se intelectualizan. Por ende, no somos inmunes a ellas, y considero que reprimirlas sería lo contrario a lo que está acorde a nuestra propia naturaleza. Entonces, ¿si se niegan las emociones como un mecanismo biológico natural, no se estaría yendo en contra de nuestra propia naturaleza? Preferible tener la valentía, en vez de rechazarlo y reprimirlo.
El estoicismo generaría las bases reflexivas para sociedad insipiente y anquilosada. Actualmente vemos gente en redes sociales mostrando su “estoicismo”, cuando son presos del yugo del reconocimiento y la aprobación. ¿Qué diría Marco Aurelio de esto? Todo se basa en apariencias fútiles. Esto se entiende por un mundo del cansancio, de apariencias; una vida hedonista y sublimada a los seguidores. Recolectores de masas. Hay que adentrarse a las lecturas estoicas para comprender los fundamentos de su ideología y su razón, y no sólo como una práctica ceremonial que se pueda subir en redes y obtener seguidores.
Es menester de la nueva sociedad ser un estoico y dejar de pensar que basta con desearlo y vibrar alto. No siempre se puede estar motivado. No se puede esperar tener una emoción positiva para hacer las cosas, y cuando no dejarlas. Hay que generar resiliencia aun cuando nos apasione algo. Las herramientas para entender que todo es un ciclo y requiere de valor para hacer cambios a largo plazo. Cuando se pone en marcha una acción en forma estoica, entonces sí las cosas “fluyen”, y no por un signo zodiacal o la numerología, sino por la valentía y resiliencia. Estamos en una era donde el individuo mide su libertad y éxito en la capacidad de darse autosatisfacción inmediata y en la capacidad de deshacerse y escapar del dolor porque “ya no vibran en la misma sintonía”. Se piensa que, cuanto más independiente y carente de lazos sociales, más fuerte y virtuoso se es; pero es un escudo. El estoico tolera el dolor; aprende y reflexiona sobre las circunstancias. No espera que las cosas fluyan, hace que fluyan.
IV. Conclusiones.
Por último, el estoicismo ayudaría a combatir una hiperindividualización de la sociedad. Una utopía de un ser independiente y autónomo. Sólo de busca el goce, aunque por dentro descansa una gran vulnerabilidad y evasión. Un deseo de aprobación y la nulidad de lazos sociales. Se piensa que lo incómodo, lo molesto puede desaparecer dejando que fluya. Asimismo, esta corriente incita que sólo importa uno mismo sin depender del resto. El peso del mundo recae sobre un solo individuo, pero se está tan apurado, y tan necesitado de remedios mágicos que no da tiempo de observar que el resto también viven está ilusión. La individualización incita un mundo ilusorio y desechable. Tener parejas, amigos, son sólo un estorbo, lo que importa es el yugo solitario del éxito. Ganar el reconocimiento del otro. Para ello, hay que responsabilizarse y es justo lo que el estoicismo busca: “¿qué cosas puedo cambiar?” Y luego, ver la forma de mejorar y cambiarlo, para luego llevarlo a la sociedad, y luego la misma sociedad lo podrá esparcir al individuo. Es un efecto bilateral. Es momento de parar, reflexionar y actuar, en vez de dejar que todo fluya y vivir un individualismo con soluciones inmediatas hedonistas.

Bibliografía
Baltzly, Dirk. Stoicism. The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Spring 2019 Edition), Edward N. Zalta
Kamtekar, R. (2021). Marcus Aurelius. S. University, Stanford Encyclopedia of Philosophy. Stanford: The Metaphysics Research Lab Center for the Study of Language and Information
Epicurus. Stanford encyclopedia summer 2018
Marco Aurelio, “Meditaciones”
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