El cambio, el mundo y nosotros
Hector Marín ∙ 10 min de lectura
El cambio ha sido un tema de análisis constante y que a lo largo del tiempo ha tenido diferentes formas de ser abordado, ¿existe el cambio? el ímpetu imparable que se ha puesto a esta pregunta durante tantos años nos demuestra la importancia de pensar en el cambio. El cambio explicado por Heráclito, filósofo griego presocrático, está en la naturaleza del todo, el constante movimiento de las cosas, el contrario a la estática pura, donde incluso aquello que parece estar detenido, esta siendo modificado constantemente. En este ensayo voy a defender la postura de que el cambio existe y está presente en nuestra realidad, que este movimiento es el origen de las definiciones distintas que se convierten en lo que existe, originado por fuerzas que moldean el mundo, fuerzas que usualmente chocan con otras y transforman lo existente con el avanzar del tiempo.
Usaremos los acercamientos que se tuvo a la existencia del cambio por los filósofos griegos Heráclito de Éfeso y Parménides de Elea. En la primera parte (I) abordare las ideas de Heráclito sobre el cambio utilizando sus más famosos aforismos. En la segunda sección, (II) los argumentos de Parménides serán mencionados como los contraargumentos directos de la filosofía de Heráclito, aunque no se hayan conocido y debatido, estos son los argumentos mas prominentes de la época para hacerles frente, así mismo, se hará mención de las similitudes del fuego de Heráclito con la filosofía de Parménides. Para completar los argumentos, (III) entraremos en la percepción de la naturaleza y el papel del humano por entenderla según los pensamientos de Heráclito. Finalmente, (IV) profundizaremos en la importancia de intentar acercarnos a la verdad a pesar del constante cambio en el mundo, y como este debate debe de ser abordado con cautela.
I. Las ideas de Heráclito sobre el cambio.
“Entramos y no entramos en los mismos ríos. Somos y no lo somos”. Esta es la cita más reconocida de Heráclito, mediante la analogía del río nos explica perfectamente su percepción de las cosas, busca explicar que a pesar de que entramos a los mismos ríos, realmente el flujo constante del mismo haría imposible empaparse de las mismas aguas y de igual manera, nosotros mismos dejamos de ser lo que habíamos sido desde la primera ocasión que entramos a el. Para aterrizar este concepto, podemos empezar pensando en el río como aquello con lo que interactuamos y que nos rodea: el tiempo. Como una fuerza imparable que afecta todo lo existente para nosotros e impacta en los entornos del mundo, cada objeto, definición o percepción existente se ve afectada por el paso del tiempo. En esta cita queda claro como el caudal del río se lleva consigo el agua con la que entramos en contacto al principio, jamás esta inmóvil, por que lo convertiría en un estanque o laguna. Después, nos queda por analizarnos a nosotros mismos sobre como nuestras experiencias y aprendizajes nos van formando; haciendo cambiar nuestra perspectiva del mundo o la manera en que pensamos, por lo tanto, en cada ocasión que visitemos el mismo río, habrán ocurrido cosas nuevas que nos modificaron como personas. Pero entonces, el río con diferentes aguas, ¿deja de ser el mismo río? Sigue teniendo el mismo nombre y para encontrarlo podemos ir al mismo lugar de siempre. Imagina que entraste a un río diez años atrás, en tu primera visita corriste al río y te lanzaste sin miedo, pero durante el tiempo, el mismo ha pasado por muchas modificaciones. Hoy es un río más contaminado que ayer, los peces que lo cruzaron en su momento ya no están, en su lugar hay unos nuevos y las aguas que llevaba también son otras, incluso la fuerza del río ha disminuido, está ahora compuesto completamente por distintos elementos, su comportamiento es diferente a la ultima vez que lo vimos. También hoy eres un padre de familia y te acompañan tu pareja e hijos, ahora eres más cuidadoso, tantas noticias y catástrofes que has leído te hacen dudar dos veces si el lugar es seguro para que entren tus hijos, por lo tanto, la relación que tenias con el río también es distinta. Tanto tú, como el río, no son indiferentes al tiempo y a las circunstancias por las que han pasado.
Heráclito tenia también un símbolo de la perfección, aquello que no cambiaba a pesar del tiempo y de las modificaciones de su materia; el símbolo que utilizaba era el fuego: “Este kosmos, el mismo para todos, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los humanos, pero siempre fue, es y será: un fuego siempre vivo, encendido en mesures y extinguido en medidas.” Es interesante como estas dos ideas que al principio podrían parecer contrarias, realmente se complementan, el símbolo del fuego utilizado por el filósofo es perfecto para ejemplificarlo, donde, para la existencia del fuego se necesita de algún combustible, el cual estará cambiando y siendo consumido mientras el fuego exista, no puede existir el fuego sin el cambio por el combustible, pero aun con estos cambios, a primera vista el fuego aparenta ser el mismo siempre, al menos en propiedades y forma. Entonces, ¿Cómo se complementa el cambio constante con un símbolo perfecto? En el párrafo anterior explicamos como todo esta siempre en un continuo movimiento, las fuerzas y el tiempo forman el intercambio y las modificaciones. Si no existiera este movimiento, y llegáramos al punto de estar estáticos y en equilibrio, entonces, no existiría nada, pues este movimiento es el combustible de la existencia, el crecimiento y las fricciones que se contraponen son las que moldean las formas y percepciones, sin embargo, a pesar de que las cosas estén cambiando logramos alcanzar un consenso, los ríos se llamaran ríos y las piedras se llamaran piedras, estos consensos nos dan guía, este molde abstracto de las características que hoy definen las cosas son tan importantes como los que mañana las definirán, el cambio no simboliza la destrucción del pasado, es solamente la construcción del futuro, por que los ríos y las piedras que vemos son el resultado de los cambios y fuerzas a las que se han sometido. El conflicto es lo que da a lugar la diversidad del mundo, sin el, solamente tendríamos una uniformidad sin vida.
II. Contraargumentos de Parménides.
Rápidamente (y naturalmente) nacieron contraargumentos al pensamiento de Heráclito, ejemplo es el pensamiento de Parménides, que con lógica deductiva defendía que el cambio no existe. “Aún queda un solo relato de un camino, que ‘es’; y a lo largo de este camino hay muchos marcadores, de que ‘lo que es’ no es generado y sin muerte, entero y uniforme, y quieto y perfecto.” En este enunciado Parménides da una descripción de ‘lo que es’ o también puede ser entendido como ‘lo que existe’, y lo describe como algo sin muerte, quieto y perfecto. Con esto podríamos entender que aquello que hoy ‘es’ o ‘existe’ siempre ha sido y nunca dejara de serlo, siempre ha estado ahí y nunca dejara de existir; no hay manera de que nazcan nuevas cosas ni que lo que ya existe cambie a ser algo diferente. Lo que plantea Parménides puede hacernos mucho sentido, es comprensible decir que lo que hoy existe no puede ser otra cosa distinta, hace las primeras bases del pensamiento de que las cosas no se crean ni nacen a partir de la nada.
Sin embargo, ¿realmente las ideas de Parménides están en completa oposición a las de Heráclito?, en la sección anterior (I) introducimos las ideas del fuego de Heráclito, su acercamiento de una figura perfecta, que fue, es y será, parecido a lo que Parménides decía sobre ‘lo que es’. Las ideas de Heráclito y el cambio ya suponen una respuesta a los argumentos de Parménides, el filosofo no defiende un mundo sin rumbo y la deriva, ni desvaneciéndose o creándose, el afirma un fuego aparentemente constante, sus ideas apuntan más a que la dirección del mundo se rige por la lucha, los opuestos y las modificaciones. “Lo que es opuesto une; la mas fina armonía (Harmonía) esta compuesta de cosas en desacuerdo, y todo llega a ser (o ‘ocurre’) de acuerdo con la lucha.”
III. Percepción de la naturaleza y el papel humano.
“De todos aquellos cuyas cuentas (logos) he escuchado, nadie llega al punto de reconocer que lo que es sabio se aparta de todos.” Podemos retomar de esta cita del filosofo su observación de una falta de humildad humana, negando así a aquellos que afirmaban conocerlo todo. “A la naturaleza (physis) le encanta esconderse.”, la inmensidad del universo, su infinita complejidad, esas conexiones cotidianas para la naturaleza que no necesitaron de calculo ni meditación, han sido para el humano siempre un reto colosal por comprender, cada día que parece que empezamos a entender un poco más abrimos nuevos caminos misteriosos donde adentrarnos. “La naturaleza humana no tiene ninguna percepción, pero la naturaleza divina la tiene.” Podemos ver una tendencia clara en estas ideas de Heráclito, continúa recalcando la ausencia del poder humano para alcanzar la verdad absoluta; negando a aquellos que nos ofrezcan quedarnos en un mismo lugar con la respuesta a todo, pero también evitar quedarnos quietos frente a todas las preguntas que nos faltan.
IV. El cambio como motor humano.
Como ya lo mencionamos anteriormente estas ideas de Heráclito han sido erróneamente interpretadas como argumentos para una falta de sentido humano o declaración de nihilismo, si es cierto que el humano jamás podrá acceder a la verdad absoluta y encontrar las respuestas que buscamos, entonces, ¿para que intentarlo? El constante cambio del mundo no significa que debamos ser indiferentes a él y dejemos de perseguirlo, “Los hombres que son amantes de la sabiduría deben ser investigadores de muchos las cosas de verdad.” De nuevo Heráclito nos deja un mensaje claro: la curiosidad y amor por perseguir el conocimiento es parte del sentido humano, ir tras la verdad es esa lucha infinita que tenemos en nuestras manos, como todo reto, este no será fácil, necesita de entrega, los más indiferentes podrán negarse a intentarlo, pero aquellos con deseo tendrán siempre algo nuevo que descubrir. A pesar de que la verdad absoluta de la naturaleza este alejada de nosotros, fuera de nuestro alcance, el verdadero amante de la sabiduría no tomaría esto como una derrota o la excusa perfecta para rendirse, si no que es el impulso a conocer y perseguir más.
El cambio da origen a permitir no detenernos en verdades absolutas, es una llamada a no quedarnos quietos, a continuar dudando, buscando entender más y mejor el mundo; sin embargo, debe ser abordado con cuidado para no guiar a una calle sin salida, sin respuestas y sin verdades, evitando pensar que no vale la pena avanzar si no existe un final. El hecho que lo que persigamos hoy probablemente mañana no representara lo mismo, no significa que no valga la pena ser buscado, por que aquello que hoy eso representa seguirá formando parte de su mañana por mas cambios a los que se someta.
Bibliografía
Reeve, C. D. C., Curd, Patricia, Cohen, S. Marc. (2016) “Readings in Ancient Greek Philosophy: From Thales to Aristotle. Fourth Edition” Hackett Publishing Company, Inc. Indianapolis/Cambridge.
Graham, D. W. (2007) “Heraclitus”, Pg.6 Stanford Encyclopedia of Philosophy.
Aristóteles, Ética Nicomáquea 8.2 1155b4
Contacta al autor: hectormarinaquino@hotmail.com